En el último tiempo hemos visto cómo crece la demanda por rascacielos, estructuras icono de la globalización y de la era contemporánea. Hace unas semanas revisamos lo que será la Kingdom Tower, torre que alcanzará 1 kilómetro de altura, llegando a ser la más alta del mundo y destronando a Burj Khalifa, en Dubai, la actual estructura más alta con 828 metros de alto.
En esta batalla de alturas también existen muchas oficinas de arquitectura que han apuntado a la eficiencia e innovación como un aspecto fundamental para proyectar nuevos rascacielos. Como la oficina de Skidmore, Owings & Merrill (SOM) que en estos días dio a conocer un nuevo modelo estructural que desafía el modo convencional de construcción de una torre: Nucleo duro y marco perimetral.
núcleo vacío
pisos en voladizo
En el caso de las dos torres más grandes, la estructura está construida utilizando la tecnología de encofrado de hormigón que es a la vez consistente y rápida, típica de la construcción de la torre de enfriamiento utilizados en la industria de la energía nuclear.
Las plantas van disminuyendo a medida que suben, sumado al vacío interno, produce un efecto en que las cargas pueden llegar a tierra correctamente, mientras que contribuye a disminuir el tiempo de construcción. La gran superficie permite pisos en voladizo de hasta 40 pies de luz. Además de proporcionar un espacio central para el movimiento del aire y las funciones técnicas, la estructura ofrece un espacio dentro del volumen interior que puede ser utilizado como un lugar de encuentro, de reunión, tiendas y restaurantes.
De esta manera la estructura posibilitaría plantas más amplias, con menos pérdida de espacio y con una mayor recepción de luz natural. Además de mejorar las condiciones ambientales interiores como la misma percepción del espacio, haciéndolo más interactivo y dinámico.