- Área: 917 m²
- Año: 2011
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Fotografías:JP Crousse
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Proveedores: GRAPHISOFT
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Este conjunto de 4 casas nace de una investigación sobre la variación tipológica a partir de un “prototipo”, la Casa Equis (2003), situada en la misma bahía. Con la creciente densificación de construcciones en playa La Escondida, operamos como lo hace el tiempo en los pueblos de la costa peruana, declinando un prototipo (el rancho) según las circunstancias de uso, de situación específica y de los anhelos de sus moradores.
Si bien las casas no fueron diseñadas como un conjunto, prolongándose en un período de tres años, ellas forman un conjunto compacto y coherente por encontrarse en lotes vecinos y provenir todas de un mismo “prototipo”. Ellas forman parte de un único laboratorio de investigación proyectual sobre las cualidades habitativas que ofrece el desierto peruano.
Las casas exploran así el concepto de “Playa Artificial”, en un clima benigno, sin calor ni frío, sin vientos y sin lluvia, y nos permiten imaginar que la Arquitectura aquí se ha despojado de su rol de cobijo para concentrarse en su capacidad de crear intimidad y de celebrar el placer de vivir.
Una serie de espacios fluidos y abiertos son definidos por un recinto y una plataforma, dos dispositivos arquitectónicos que comparten estas casas con las edificaciones precolombinas peruanas. Ellos se relacionan al mar y al horizonte a través de una piscina suspendida que invita al paisaje marino a compartir la intimidad del recinto.
En cada una de las casas se accede al recinto por un umbral que une y separa dos espacios exteriores: el espacio infinito del desierto y el espacio íntimo de la vivienda.
Generosas escaleras abiertas son labradas dentro de las plataformas, uniendo las playas artificiales con el nivel de dormitorios. La plataformas habitadas se unen por patios y corredores que discurren entre las casas, como grietas en el suelo, reforzando la idea de la casa de playa como un lugar de vida eminentemente “al aire libre”, en comunión con la naturaleza, pero resguardado del sol.
La construcción precolombina de la costa, en donde los muros de adobe parecen surgir del terreno como una extrusión del desierto, se traduce en la utilización del hormigón armado expuesto con encofrado rústico de tablones usados, que dan la impresión de volúmenes excavados directamente en el acantilado.
La utilización de colores ocres-arena tienen también ese objetivo y evitan el “envejecimiento visual” del edificio por efecto de la gran cantidad de polvo que el viento del desierto impregna en las construcciones.
La alta calidad de mano de obra artesanal que existe en el lugar permite hibridar tecnologías arcaicas e industriales, ayudando a la abstracción formal en su afán por “destemporalizar” las construcciones y en su aspiración a integrarse al paisaje cultural milenario de la costa desértica peruana.