A finales del año 2010, cuando Qatar presentó su candidatura para acoger la Copa Mundial de Fútbol 2022, se lanzó un plan de construcción de una serie de estadios y edificios deportivos sustentables, capaces de proteger a los deportistas y espectadores del intenso calor de la región.
La primera de esas estructuras, un Showcase para 500 personas, fue diseñada por Arup Associates y construida en sólo cuatro meses. El edificio cuenta con un techo retráctil, aire acondicionado bajo los asientos y una gran cantidad de paneles solares fotovoltáicos que alimentan la red de energía local cuando el campo no está en uso.
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Con la enorme huella que inevitablemente genera el evento deportivo más grande del mundo, los países sede ponen actualmente mucho cuidado en las medidas ambientales de los diseños de sus nuevos recintos. Para la Copa Mundial de 2010, Sudáfrica construyó una gran variedad de estadios eco-amigables, lo mismo pasará con Brasil en el 2014 y Rusia en el 2018.
Qatar – una de las naciones más ricas en petróleo – no quiere quedarse atrás, y gracias a esto tiene la facilidad de costear impresionantes diseños de vanguardia sostenibles para el evento deportivo: se busca contrarrestar el concepto erróneo que dice que los lugares áridos y extremandamente calurosos no están en condiciones de acoger grandes eventos deportivos y lo están haciendo con estilo.
No sólo han pensado en desarrollar increíbles “estadios solares”, sino que incluso los científicos locales han desarrollado una especie de “nube” que flota por encima de los estadios y bloquea los rayos solares fuertes.
En este Showcase, la “nube” no será necesaria. Una de las características más llamativas de la arena es su cubierta de paneles triangulares, que puede ser manipulada para proporcionar un refugio frente al calor o los vientos agresivos, manteniendo la ventilación natural.
Michael Beaven de Arup, describe la triple misión de la arena como un intento de “mezclar las ideas tradicionales del diseño pasivo con tecnologías innovadoras, para lograr el ahorro de energía y un diseño arquitectónico cómodo y atractivo”; la tecnología se basa en espejos parabólicos que permiten la refrigeración solar térmica y fotovoltaica, conectados a la red de energía local.
Los días de partido, cuando se necesiten grandes cantidades de electricidad, la bioenergía generada complementará la energía solar. Pero para la inmensa mayoría del año, el estadio servirá como una granja de energía solar a gran escala para la zona. Con una capacidad de sólo 500 asientos, el estadio no está pensado para los principales eventos; servirá como un centro “para supervisar el rendimiento de las tecnologías en las condiciones del desierto”.
Vía Inhabitat