El arquitecto portugués João Mendes Ribeiro ha incursionado dentro de su carrera en el diseño de escenografías para obras de teatro. Para la obra “A Sesta” (“La Siesta”, del año 2007) de Olga Roriz, diseñó el dispositivo “Maleta-Mesa”, que permite el desarrollo de las escenas a través de sus posibilidades de variación, desplegándose como diferentes elementos, a modo de una “caja de sorpresas”.
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OR Maleta-Mesa + 2 Sillas
El Objeto Maleta-Mesa se relaciona estrechamente con la “Caja-Maleta” de Marcel Duchamp, diseñado como un museo transportable. Este objeto, que se despliega y se convierte en una mesa + dos sillas, tiene la idea de conciliar la idea de la “máquina” funcional con la idea de la caja de sorpresas.
El objeto escénico se encuentra, por lo tanto, en la frontera entre la abstracción, la funcionalidad y el uso del espacio, típico de la arquitectura racionalista.
Se plantean entonces dos enfoques aparentemente irreconciliables: en primer lugar, un sentido abstracto y minimalista y en segundo lugar, una fuerte carga expresiva, incluso dramática, que denuncia a la vez una lectura cuidadosa del texto y un deseo de empatía y conexión con los espectadores.
Es esta la yuxtaposición de dos concepciones divergentes - una de génesis moderna y funcionalista, cuyo punto culminante es Mies van der Rohe, y otra simbólica, más cercana a la lectura posmoderna instituida por Robert Venturi - que permite introducir los elementos puros y abstractos, la noción de habitabilidad, por lo que los contenedores espaciales, complejos e “híbridos”, tienen manifestaciones y usos cotidianos.
Es decir, los dispositivos escénicos envuelven la idea del objeto-máquina y simultáneamente son vehículos de significado, ligando el lenguaje y la memoria. La contradicción entre la función y el significado, reconocida en estos objetos, genera la tensión positiva en el drama teatral, aproximando manifestaciones asumidas históricamente como contrarias.
A Sesta (La siesta), de Olga Roriz. Sinópsis
Cinco viajeros buscan el lugar perfecto, el paraíso… El lugar donde el tiempo se convierte en un banquete para los dioses mitológicos. Maletas y más maletas se transforman en largas mesas. Mesas y más mesas… ruptura. La comida se extiende a las cuatro esquinas del mantel. Vino derramado. La Gula del cuchillo y el tenedor, de bocas abiertas y manos sucias. Platos que vuelan y flotan en el aire como los pájaros. Todo lo de adentro sale hacia afuera, como el tiempo. Todo se detuvo. Quiebre hasta el silencio. Esa intimidad de un Olimpo perdido en el sueño profundo de nuestra imaginación.
Diseño Escenográfico: João Mendes Ribeiro Construcción y Producción: ZTDA Comercialización: XM Fotografías: Patrícia Almeida