Anunciamos el lamentable fallecimiento del destacado arquitecto chileno -y sin duda un gran maestro para muchos-, Jaime Horacio Borgheresi Ramírez, este 16 de junio recién pasado.
Arquitecto de la Universidad Católica de Chile, se tituló en año 1955 con la tesis “Estudio para una Prefabricación en Acero”, evaluada con distinción máxima, le permitió acceder a una beca de estudios de postgrado en el Massachussets Institute of Technology en Estados Unidos. En aquel período mantiene contacto con grandes maestros de la arquitectura moderna como Louis Kahn, Walter Gropius, Mies van der Rohe, Frank Lloyd Wright, entre otros. En 1966 accede a una beca que le permitió permanecer un mes en la oficina de Alvar Aalto.
Además, participó como docente y decano por un largo período en la PUC y luego, en los últimos años, en el sur de Chile.
Realizó todo tipo de proyectos, destacándose principalmente por sus viviendas, las que poseían un lenguaje muy cercano al de Frank Lloyd Wright, es decir, muy conectado con su entorno y las leyes vigentes en la naturaleza.
A continuación les dejamos un texto de despedida e imágenes cortesía de Juan Luis Martínez Nahuel.
Horacio Borgheresi Ramírez 1930-2012 Por Juan Luis Martínez Nahuel, leído durante su funeral.
La casa para Dios.
Muchas veces los arquitectos jóvenes necesitamos acercamos a los arquitectos de mayor trayectoria, buscando figuras que nos orienten, guíen, eduquen. En varias ocasiones me acerqué a algunos que admiraba por su trabajo. Detrás de los arquitectos, hay personas. Y las hay buenas y otras no tanto. No fueron pocas las veces que me trataron mal. Indiferencia, arrogancia, mala voluntad etc. No puede haber algo más ajeno a esto, el haber conocido a Horacio Borgheresi.
El era un verdadero Maestro con un Don especial. Extremadamente buen arquitecto, pero a su vez también, extraordinaria persona. Hombre de mucha fe, agradecido infinitamente de Dios, que lo había bendecido con este Don, el cual compartía incondicionalmente con los demás. Elegante, de bajo perfil, caballero, culto, generoso y divertido. Hace alrededor de siete años que tengo el privilegio de ser su amigo. Nos conocimos a raíz de que compré 25 puertas vidriadas de una casa proyectada por él en el año 62 (hoy están instaladas en el Refugio en Pirihueico). Este momento coincidió con un repentino glaucoma que lo dejó ciego, en paralelo con una difícil situación laboral en el Sur de Chile que derivó en un juicio, sin ningún beneficio, que sin lugar a dudas lo desgastó mucho. Un arquitecto ciego, es como un músico sordo. Sin embargo a pesar de esta adversidad nunca se quejó. “Dios me enseño a no ver”, decía. Hubo momentos tristes en ser testigo de su deterioro, pero fueron muchos más los momentos alegres que pasamos conversando, largas horas, en compañía de un Jack Daniel´s. A él le apasionaba profundamente hablar de arquitectura, pero le gustaba más “Hacer Arquitectura”.
Siempre me impresionó el gran respeto que le tenían, todas las personas que compartieron con él. Arquitecto de una vasta trayectoria docente: profesor, decano, director del departamento de prácticas profesionales y de obras de la Universidad Católica. En estos cargos, su gran aporte fue involucrar al alumnado con obras reales de arquitectura.
Pionero y difusor en profundidad de la obra de Wright, Mies y Aalto, a los cuales conoció personalmente en sus viajes. En la práctica, autor de una gran cantidad de encargos: sistema de prefabricación Cimet, plantas industriales, oficinas, departamentos, gimnasios. Pero sin lugar a dudas, tenía una sensibilidad especial por las viviendas unifamiliares. Autor de un numeroso conjunto, consideradas un gran aporte al medio nacional entre 1955- 1975. Al recorrer las que aún quedan en pié, siempre he sentido una sensación indescriptible en el léxico arquitectónico. Simplemente algo mágico. Francisca, mi señora que no es arquitecto, ayer me comentó algo que encontré muy apropiado “En las casas de Horacio se refleja nítidamente su personalidad”. Claro, son cálidas, acogedoras, elegantes y sobrias. Siempre actuales.
El material que he recopilado sobre su obra, por fin verá la luz en un artículo en la Revista AOA, que saldrá el próximo mes. A sido lento, pero ya hay un volumen suficiente que espero se vea reflejado pronto en una monografía. Queda esta tarea pendiente. Te pido disculpas por no haber podido terminar esto mientras estabas con vida. Se lo mucho que te hubiera gustado.
Ayer fue la primera vez que veía un cuerpo sin vida. Sentí alivio al ver tan claramente la diferencia entre lo material y el alma. El tenía una presencia espiritual muy fuerte y definitivamente ya no estaba ahí.
Adiós Maestro, fue una de las satisfacciones más grandes de mi vida el haberte conocido, realmente te echaremos mucho de menos. Espero que estés en un lugar mejor y sé que Dios está contento de tenerte contigo. Tiene un arquitecto a la “altura” para poder diseñar su casa.
