Arquitecto: Rafael Iglesia Ubicación: Barranca del Paraná, Arroyo Seco, Santa Fé, Argentina Año Proyecto: 2001 Fotografías: Gustavo Frittegotto
Por Rafael Iglesia
Aquí la historia es corta y el espacio inmenso, somos más geográficos que históricos. Vastedad es nuestro medio ambiente. Es el paisaje que nos hace paisanos. En el río Paraná, el horizonte, que divide el terreno de lo celestial, se define por una línea gruesa más alta que una mano levantada.
El proyecto se desarrolla en cuatro niveles: el ingreso en contacto con la calle; un espacio verde que no deja ver lo que sucede unos metros más abajo; la piscina y el techo del a casa conformando el mayor espacio de uso y por debajo de este, la casa y luego el muelle sobre el nivel del río.
El patio, entre la pared de la piscina y la casa, organiza el proyecto. Desde acá se sigue viendo el río a través de las paredes de vidrio, un ventanal con el espesor del espacio habitable q alberga. Este lugar es un reparo. En la cascada que define uno de sus lados, el agua desarrolla su potencial sobre los sentidos. No solo se la puede ver, se escucha el ruido que provoca su caída, se huele el rocío sobre el césped y fundamentalmente, se siente el cambio de temperatura.
El edificio es la estructura y nada más que la estructura. Busco, como en mis últimos trabajos, hacer más complejas las descargas de fuerzas, trato de complicar el camino de la gravedad, esa línea imaginaria que une las cosas al suelo por el camino más corto posible. Las vigas se desplazan ya sea invirtiéndose para obtener un determinado encuadre del paisaje, o haciéndose presentes para proteger el lugar del sol del oeste o interviniendo en la escala del ambiente. Las vigas desfasadas, desde el interior complejizan la lectura de su estabilidad, y en el exterior se aparean al horizonte.
La edificación no tiene más lenguajes que lo que la sustenta, es como son nuestro pueblos en la inmensidad del territorio: aerolito caído del cielo, una roca tirada en el campo.