Arquitectos: Burgos & Garrido arquitectos Ubicación: Madrid, España Arquitectos A Cargo: Alberto Pieltain, Justo Fernández-Trapa Colaboradores: Saúl García, Ángeles García, Agustín Martín, Almudena Carro, Beatriz Amán, Pilar Recio, Alberto López, Héctor Pérez Año Proyecto: 2008 Fotografías: Ángel Baltanás
Maqueta: Blanca Pérez Ingeniería : JG Instalaciones Presupuesto: 3.882.823’63 €
Una arquitectura para vivir en las oficinas
El espacio de trabajo se vive durante muchas horas y muchos años, y por ello su arquitectura debe configurar un espacio grato y variado. El proyecto quiere conseguir, además de una oficina eficiente y elegante, una arquitectura que mejora la calle, el barrio y el espacio escueto y funcional del trabajo.
Una imagen pública con identidad
El tratamiento del acceso y de la imagen que el edificio presenta a la ciudad y a sus empleados se cuida para obtener una forma propia y singular, es decir, construida en sus propios términos. Se interpretan la ordenanza, la construcción y el programa rigurosamente, pero con autonomía formal y para conseguir un edificio con identidad.
Un recurso al verde
La inclusión de vegetación y árboles en el proyecto se hace destinando a ellos unos espacios amplios y suficientes, que acompañen a diario la vida y el trabajo en las oficinas. Al exterior, en una plaza ordenada y modulada, que también es un regalo visual para el barrio, y al interior en dos grandes lobbies o galerías con abundante luz natural, donde personas y vegetación se encuentran a gusto.
Una lógica constructiva económica
La modulación de la construcción, en su estructura y en su distribución, así como la repetición de elementos de fachada y de interior, permite una buena logística de ejecución que contribuye a la rapidez y a la economía de la obra.
Un edificio eficiente
Una climatización pasiva. La situación, la orientación y diseño de las fachadas actúan con los dispositivos de protección y aprovechamiento solar más elementales y eficientes, que son las galerías a mediodía con control de entrada de sol, y los toldos que protegen del bajo e intenso sol naciente de verano. La disposición en la parcela hace que el volumen del edificio próximo oculte el temible poniente madrileño.