Arquitectos: Broissin Architetcs Ubicación: Pueblo de Xoco, Coyoacán México DF Equipo De Diseño: Gerardo Broissin, David Suárez, Alejandro Rocha, Rodrigo Jiménez, Mauricio Cristóbal Año Proyecto: 2012 Fotografías: Cortesía de Broissin Architetcs, Alejandro Rocha, PauÌl Rivera
Área Proyecto: 9,287 m2 Acústica: Omar Saad, George Augspurger Ingeniería Estructural: Armando Serralde Estructura Metálica: Nabor Castillo Colaboradores: Enrique Guillen, Adrian Tellez, Gabriela Maldonado, Ruben Zepeda, Luis Muñoz, Erik Rubín, Jose Luis Durán, Sara Villanueva, Elizabeth Salinas, Juan Manuel Vargas, Pamela Moreno Superficie Terreno: 17,679 m2
El diseño del edificio está inspirado en el movimiento de la batuta de un director de orquesta, cinco losas de concreto que en armonía suben y bajan para dar forma, espacio y luz al proyecto. Cada una representa las líneas de un pentagrama, siempre rectas, constantes, paralelas hasta el momento que el compositor interviene en ellas. Queremos que el proyecto viva hacia los árboles y que ellos vivan como parte de su interior, no podemos pensar en una sala obscura y tradicional en un bosque tan hermoso en la zona de Coyoacán, un terreno como pocos, hay que aprovecharlo, respetarlo y vivirlo, el volumen se disgrega y se une justo como las ramas al viento dejando pasar los rayos del sol haciendo un desfile de fantasía en medio del misterio de su sombras.
Queremos que el visitante descubra a cada paso el proyecto, la mezcla entre lo natural y lo artificial de una manera sutil y amable, caminara por la plaza con la mente tranquila mirando, observando… sintiendo como la sala de conciertos no es solo concreto y acero, es una invitación a la reflexión, a la armonía, es una invitación a descubrir el mágico mundo de la música. El edificio nació para ser la cuna de la nueva música mexicana, por eso te envuelve en su interior, su forma toma los ángulos que la acústica le enseña, no es un capricho, no es una moda… son solo los sonidos que viajan en el aire recorriendo cada espacio, cada butaca, cada rincón, dando forma a cada sueño, a cada canción…dando forma a la Sala de Conciertos Roberto Cantoral.
El color del concreto es blanco en representación de la pureza y originalidad que caracteriza a la música mexicana, en el interior de la sala el color rojo se muestra como símbolo de la pasión con la que el compositor mexicano escribe sus canciones.
Gracias a su diseño, anualmente se salva la emisión a la atmósfera de 64.7 toneladas de dióxido de carbono, se ahorran 90,000 kwh, se evita el consumo de 88,000 litros de agua y se evita que se contaminen 1,170,000 litros de agua.