Hace poco se dio inicio a dos nuevas etapas de Ocho al Cubo, el proyecto que hace ya años inició Eduardo Godoy con la construcción de nueve casas en Marbella, ocho de ellas proyectadas por destacados arquitectos chilenos, y la última por el japonés Toyo Ito. Hoy, el lugar ha cambiado, han surgido ocho nuevos arquitectos chilenos, los que se suman a 8 japoneses.
Ocho al cubo debe ser probablemente, el proyecto de arquitectura, en cuanto a conjunto, más relevante que se ha realizado en Chile en al menos, las últimas 3 décadas, principalmente por ser capaz de reunir en un mismo suelo, y bajo un mismo tema a arquitectos tan destacados, como diversos.
Quizás una de las mayores virtudes del proyecto, está en que su gestor y creador, Eduardo Godoy, no sea un arquitecto, sino que un privado que ha decidido emprender este proyecto por el solo gusto de hacerlo. Ocho al cubo ha significado un tremendo aporte, no sólo a los propios arquitectos participantes, sino que también a los estudiantes y resto de los arquitectos, ya que nos ha dado la posibilidad de asistir a charlas, eventos y workshops de manera gratuita y desinteresada.
Los propios arquitectos han recibido no sólo una oportunidad, sino que un trabajo real, con un encargo concreto, un mandante real y honorarios, que se alejan de otros ejercicios similares que sólo quedan en un plano teórico.
Ha sido la propia disciplina, la que se ha visto favorecida con este proyecto, tanto por su escala, como por su ambición, que hoy en día tiene no sólo a 16 arquitectos chilenos con proyectos realizados y por realizarse, sino que ha sumado 9 arquitectos japoneses de importante, aunque diversa trayectoria y experiencia, realizando un mismo proyecto en simultaneo y lo más interesante e impensado, en suelo chileno.
La lista de virtudes y elogios al proyecto, podría extenderse mucho, sin embargo, la gran lección a mi parecer es para todos los arquitectos y estudiantes. Los proyectos y emprendimientos no son imposibles, basta con proponérselo, y trabajar muy duro para poder conseguirlo, a pesar de todas las adversidades que puedan surgir en el camino.
Un ciudadano común y corriente, nos da un tremendo ejemplo y al mismo tiempo, una tremenda lección, en un contexto de arquitectos cada vez más negativos y pesimistas.
