Descripción enviada por el equipo del proyecto. Onjuku es un popular balneario y pueblo de pescadores en la costa del Pacífico de Chiba, a una hora y media en tren de Tokio. La casa de playa está situada detrás de un acantilado, a 300 metros de la playa. Construida para una pareja joven, la casa de fin de semana puede convertirse en una residencia permanente durante los próximos años.
La entrada de la casa está oculta y se compone de un genkan japonés, espacio intermedio para esconder las tablas de surf y bicicletas. Este túnel conecta la entrada y la terraza de madera con asientos incorporados. Persianas de madera se deslizan sobre los ventanales de la fachada sur, protegiendo el interior de los vientos estacionales.
Desde la carretera, la casa mantiene un perfil bajo intencionalmente. Su aspecto es austero y se reviste de cedro japonés nativo. Al volver de la playa, una ducha privada al aire libre conduce directamente a un baño. Un jardín íntimo ofrece un entorno tranquilo para la tina empotrada.
La piel oscura del exterior contrasta con la luminosidad del espacio interior. La sala de estar de doble altura está equipada con una caja de abeto revestido que es compatible con una buhardilla, además de contener el dormitorio principal y un baño abajo. Detalles se ha incorporado cuidadosamente en la escalera y las puertas para ocultar estas habitaciones privadas.
En el nivel superior se incorporó un escritorio, desde donde se puede contemplar el mar en búsqueda de inspiración. La cubierta a dos aguas de poca pendiente es accesible a través de una escalera que lleva hasta un tragaluz pivotante.
La casa se basa en los principios de diseño pasivo. Los ventanales orientados al sur reciben sombra a través de aleros en el verano. La ventilación cruzada captura la brisa fresca del mar. Ranuras fresadas en la balaustrada de madera promueven la circulación de aire limpio y ocultan las instalaciones de aire acondicionado. En invierno, una estufa a leña proporciona energía térmica renovable.
