- Área: 3100 m²
- Año: 2012
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Fotografías:David Frutos
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Casa Mediterráneo es una institución que nace para trabajar por la diplomacia pública. Su objetivo principal es fomentar la identidad común de los pueblos mediterráneos. Su nueva sede va a instalarse en la antigua estación ferroviaria de Benalúa, en Alicante. La nueva Institución necesita de espacios para gestionar eventos, exposiciones, conciertos, proyecciones y todo tipo de fiestas.
El proyecto preguntaba: ¿Cómo rehabilitar patrimonio, satisfaciendo la demanda de conservacionismo y de low-cost, sin limitarse a embalsamar y proponiendo una actuación radical y a la vez complaciente con los ciudadanos?
En primer lugar evitando la excesiva testosterona del diseño arquitectónico del Movimiento Moderno cuando opera bajo lo que podíamos denominar “Modo Rehabilitación”. En segundo lugar actualizando y añadiendo referencias decorativas idiosincrásicas y directas. Pero, sobre todo, y en tercer lugar, sofisticando ese sencillo espacio lineal para trenes para crear un espacio de experiencia para personas
Previa auditoría del edificio para destacar los elementos de valor y detectar toda la grasa susceptible de ser eliminada para siempre, la intervención se basa en incorporar nuevas propiedades a los espacios interiores.
El antíguo andén de viajeros es el espacio fundamental del edificio. Es un espacio longitudinal de 1500 m2. que se va a tornar experiencial. Mediante el sol de la Costa Blanca mediterránea y una serie de intervenciones técnicas (Como la incorporación de varios elementos suspendidos más un gran ventilador de 7m. de diam.) el espacio evoluciona en propiedades. El espacio en desuso, oxidado, seco y oscuro pasa a ser azul, líquido, excitado, vibrante, cambiante, desbordado, cenital, acompasado, programable, termodinámico y rentable.
Los viejos muros y el suelo se tiñen y se excitan por una cubierta traslúcida de color azul klein y una vibrante celosía de aros de aluminio. El espacio es un mar de sombras azules.
Los programas más convencionales se desarrollan en unos pequeños pabellones dispuestos y disueltos en las naves perimetrales al gran espacio azul. Se climatizan y se equipan. Y permitien disfrutar y entender la estructura y los espacios del edificio original. En el resto del volúmen no hay climatización. Son espacios cubiertos y cerrados, pero sin carpinterías y constantemente ventilados por aire libre, donde los suelos son de tierra compactada y la jardinería se instala en tiestos de cerámica esmaltada.
El resultado es un nuevo modelo de ocupación y transformación de edificios históricos. Un nuevo modelo donde los viejos edificios pasan a empatizar con los ciudadanos encendiendo la memoria sin servidumbres a la nostalgia.