"Al principio", cuenta Gillot+Givry, "queríamos diseñar una arquitectura que -como los tradicionales salones de té japoneses-, no esté marcada por una función específica". Este proyecto nace, sin duda, de un aforismo. ¿Qué respuesta se puede dar a este paradójico deseo? Una vez que se restan los pocos elementos que definen este espacio, ¿qué queda? Un espacio vacío y este es el punto. Este vacío es hábilmente terminado, tan hábilmente definido que se abre a nuevos universos imaginativos y, a través de la aspiración, da lugar a ricas manifestaciones artísticas.
Desencantados con las políticas culturales actuales que saturan los espacios de exposición, los arquitectos de Gillot+Givry han inventado un nuevo espacio: una mini-galería, una estación que se puede ajustar y multiplicar hasta el infinito, un vehículo de la materia que puede ser transportado a las ciudades, páramos, cumbres y hasta la costa.
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El espacio vacío diseñado por Gillot+Givry se construye en base a madera estándar y se ofrece directamente a los artistas de hoy en día. Célia Gondol fue el primer invitado a entrar. Los arquitectos instalaron el objeto en el centro del un terreno rural en Gers, orientado según el curso del sol y el juego de la luz. Por su parte, el artista visual lo convirtió en una máquina de visión. La estructura libera una cinta ligeramente pintada con una fina capa de color que cubre al entorno recientemente arado de la tierra. Las aberturas verticales de la cápsula, lejanos vestigios del proyecto inicial, cortan el paisaje en movimientos de color filtrados por el artista, una especie de pintura colada sintética.
Las aproximaciones visuales y arquitectónicas aquí están perfectamente sincronizadas y trabajan al unísono. A través de esta instalación mínima, esperamos que se inicie una serie de diversas colaboraciones, estableciendo una estrecha relación entre los artistas y arquitectos.
Estos jóvenes expertos son especialmente críticos con las yuxtaposiciones estériles que son el resultado de la mayoría de los recientes cruces entre el arte y la arquitectura, en un intento de poner en marcha un verdadero diálogo intersectorial y jugar con colaboraciones auténticas. Por lo tanto, su cápsula es un laboratorio conjunto, un taller de investigación conjunta. O mejor aún, se afirma como el fruto de un trabajo experimental en la noción del beneficio mutuo.
¿Cómo pueden los arquitectos contemporáneos invitar a los artistas a contribuir en sus proyectos?, ¿Cuál puede ser el papel del arquitecto en el taller de un artista?, ¿Qué herramientas pueden usar en conjunto?, ¿Qué características deben ser defendidas y preservadas en estas empresas mixtas?. Hay tantas preguntas , sencillas y esenciales, que se derivan de esta construcción experimental.
Más allá de su aspecto, el objeto parece actuar como un puente efectivo entre las artes, un vínculo entre las áreas de conocimiento que son aparentemente compatibles, una interfaz fértil entre los especialistas contemporáneos.
Colaboradores: Vincent GILLOT, Eleonore GIVRY, arquitectos / Celia GONDOL, artista
Tipo: Pabellón / Instalación
Ubicación: Barran, Gers, Suroeste de Francia
Área: 4 m2
Costo: 1000€
Texto Original: Tony CôME
