“La arquitectura es creada, ‘inventada de nuevo’, por cada hombre que anda en ella, que recorre el espacio , subiendo una escalera , o descansando sobre una balaustrada, levantando la cabeza para mirar, abrir, cerrar una puerta, sentarse o levantarse y tomar un contacto intimo y al mismo tiempo crear ‘formas’ en el espacio; el ritual primigenio del cual nació la danza, primera expresión de lo que será el arte dramático. Ese contacto íntimo, ardiente, que era percibido por el hombre en el comienzo es hoy olvidado. La rutina y los lugares comunes hicieron olvidar al hombre de la belleza natural de su ‘moverse en el espacio’, de su movimiento consciente, de los mínimos gestos, de la menor actitud…”
Con esta frase celebramos el día que habría sido el cumpleaños número 99 de esta renombrada arquitecta moderna italo-brasilera. Lina estudió arquitectura en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Roma, y luego de graduarse, se muda a Milán, donde llegó a ser editora de la Revista Quiaderni di Domus, después de haber trabajado para el reconocido Gio Ponti.
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Luego de que en la II Guerra Mundial enfrentó un mal periodo con su oficina al haber sido bombardeada, y fundó junto a Bruno Zevi la publicación A Cultura della Vita, siendo parte del Partido Comunista Italiano, conoció al crítico e historiador del arte Pietro Maria Bardi, con quien se trasladó definitivamente a Brasil.
Es aquí, viviendo en Río de Janeiro, por su abundante naturaleza y construcciones modernistas, donde esta destacada arquitecta y diseñadora logra expandir sus influencias, logro que finalmente completa cuando se muda a Sao Paulo junto a su marido, debido al encargo recibido por Pietro para fundar y dirigir el Museu de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand - Masp. Lina se destacó por comprender la cultura brasilera desde una mirada antropológica, sobre todo atenta a la convergencia entre vanguardia estética y tradición popular.
En 1950 crea la revista Habitat, y en 1951 diseñó su propia residencia, la llamara Casa de Vidrio, en Morumbi, Sao Paulo, la cual es considerada una de las obras paradigmáticas del racionalismo artístico de Brasil. Luego, en 1957, se comenzó a construir la nueva sede del Masp, en la Avenida Paulista, donde suspende el edificio dejando bajo él, un vano de 70 metros que acoge una plaza-mirador.
Al mudarse a Salvador, por la invitación a dirigir el Museu de Arte da Moderna da Bahia, sigue su carrera con emblemáticos proyectos, decenas de ellos, entre los que se destacan la restauración del Solar do Unhão, un conjunto arquitectónico del siglo XVI catalogado como patrimonio histórico en la década de 1940, el edificio del Sesc Pompéia, en 1977, la adaptación de una antigua fábrica de tambores, el Teatro Oficina en 1984, o la Casa do Chame-Chame.
Sin embargo, su trabajo no solamente se queda en obras de arquitectura, también produjo escenografías, artes plásticas, muebles, etc. Lina, quien durante toda su vida, fue una arquitecta y mujer con un importante enfoque cultural, finalmente falleció en 1992, cuando estaba con una larga listas de proyectos en curso y otros en mente.
