El Rector de la UNCuyo, Ing. Arturo Somoza y la Secretaría de Extensión Universitaria a cargo del Lic. Fabio Erreguerena convocaron a concurso la realización de un proyecto artístico destinado a la Plaza del Bicentenario, obra que se ha construido recientemente en el campus universitario por el estudio ganador de arquitectura ARQUINOMA.
El proyecto consiste en un espacio destinado a la realización de actos académicos y artísticos, un lugar de encuentro de la comunidad universitaria que busca ser experimentado y utilizado, activando al espectador no sólo la contemplación pasiva de la obra, sino sensaciones, experiencias y reflexiones. La intención de la propuesta artística consistió en actualizar y revalorizar dos momentos fundacionales de su historia: el Bicentenario y el nacimiento de la Universidad.
Conoce más detalles, después del Salto.
Arquitectos: ARQUINOMA
Ubicación: Mendoza, Argentina
Año Proyecto: 2011 (concurso) y 2013 (obra)
Superficie de la Plaza: 700 m2
Superficie de Intervención: 260 m2
Equipo de obra: Jorge Eduardo Córdoba (estructura), Mario Ruiz (metalurgia) y Alejandro Maza (pintura)
Colaboradores: Marina Viñals, Sebastian Furiassi y Pablo Acosta
Iluminación: Luciana D’Angelo
Proyecto y DT: Sebastián Serrani + Nicolás Guerra
Asesoría Filosófica: Mariana Alvarado (CONICET - UNCuyo)
Fotografías: Pablo Betancourt (obra en construcción) y Nicolás Guerra (obra terminada)
La escultura es pensada como función del espacio, más precisamente como función de la plaza. De allí que siguiendo la línea de línea de Rosalind Krauss (desarrollada en “La Originalidad de la vanguardia y otros mitos modernos”) invertimos los dos cánones básicos de la escultura tradicional: el pedestal y la verticalidad. En ello, damos marco temporal a la contemporaneidad de la escultura. A lo que adosamos las nociones de fragmentariedad y versatilidad.
Se trata, por ello, de un elemento horizontal sobre el paisaje que, como un mapa permite moverse, orientarse, ingresar desde diferentes lugares, experimentar pero también, perderse, des-encontrarse, des-orientarse, volverse agente en la creación y transformación de los límites de la escultura. En este sentido, la escultura es conectable y recorrible desde plurales direcciones. Puede adaptarse a distintos montajes –teatrales, circenses, escénicos, rituales, académicos- iniciados y requeridos por un paseante o por varios.
La obra se compone de dos líneas, una referida a la UNCuyo y otra al Bicentenario, la cuales, si bien son entendidas y materializadas como “líneas entrelazadas”, contienen sentidos y funciones particulares.
Atender al Bicentenario nos remitió a un comienzo: 1804 con la independencia de Haití. Como alegoría de ese proceso, un fruto tropical: la caña de azúcar. En ella encontramos la matriz que da movimiento a la escultura. Se trata del rizoma. No se trata de reproducir, calcar, copiar un rizoma -tarea ilusa como la de aquellos cartógrafos chinos que pretendían la esacta concomitancia del mapa con el territorio- por demás imposible, inútil, estéril, sino más bien de colocar allí una alegoría que evoca una dinámica que anima los procesos independentistas y, aquellos otros que cuentan sobre la creación de la Universidad Nacional de Cuyo.
-Línea UNCuyo: serie sistemática / crecimiento seriado / función simbólica / inscripción textual de sucesos a tiempo lineal (placas, plaquetas, homenajes, recordatorios relativas a acontecimientos históricos).
-Línea Bicentenario: movimiento imprevisible e indeterminable / crecimiento aleatorio / uso mobiliario urbano banco, mesa /fragmentariedad.