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Arquitectos: Estudio Larrain
- Área: 14179 m²
- Año: 2012
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Chiloé es, un lugar especial. Una isla de grandes atractivos naturales, cargada de mitología y leyendas. Un pueblo rico en ritos, costumbres y tradiciones, los que cotidianamente se hacen presentes en sus tradiciones marítimas, su artesanía, sus tejidos y una singular gastronomía. Chiloé es un lugar con una fuerte identidad patrimonial y cultural, marcada por una extraordinaria y variada arquitectura entre los que se destacan los palafitos y dieciséis Iglesias de estilo neoclásico, que han sido declaradas “Patrimonio de la Humanidad”.
Localización geográfica
El Hotel de la isla se ubica en un lugar privilegiado de Castro en un terreno de 33.615,31 m2 al que se accede desde la ruta 5 Sur. Es un terreno alargado, con fuerte pendiente hacia el mar enfrentando a Castro.
Diseño arquitectónico
El proyecto se articula en torno a dos decisiones:
1. En primer lugar establecer una relación del edificio con el entorno y la topografía mediante las proporciones y escalas más convenientes.
2. El diseño arquitectónico toma como base rescatar el grano de Chiloé.
El programa del edificio de 16.400 m2 excede con mucho a formato de las edificaciones de la isla, razón por la cual, el primer reto consistió en lograr no solo integrarlo al contexto sino que mantener de alguna forma la identidad local, especialmente en cuanto a ciertos conceptos, modulaciones y colores.
Se optó entonces por diseñar un edificio alargado, suspendido sobre el cerro siguiendo la topografía de la forma más natural posible. Aprovechamos a su vez la fuerte pendiente del terreno para enterrar dos de los 5 niveles del edificio con lo cual limitamos a solo 3 niveles los que salen del nivel natural de terreno considerablemente su altura y el impacto sobre su entorno.
A su vez, dividimos el edificio en 3 volúmenes compuestos a su vez de sus “volúmenes cúbicos” con el objeto de crear la modulación que nos permitiera la creación de salientes y entrantes que se destacan con la luz y sombra generándose vinculación con la sumatoria de las casas tan propias de Chiloé y evitando a su vez la percepción de un extenso edificio.
Estos sencillos volúmenes cúbicos son una manera abstracta de reinterpretar la arquitectura vernácula.
Se trata de gestos urbanísticos que permitieron que el edificio se sumara y se integrara con la arquitectura del lugar.
En las fachadas, utilizaron colores óxidos y negros, lo que contribuyo con la lectura sensible hacia los rasgos tanto visibles como invisibles de un emplazamiento tan particular.
No se trata de una abstracción del formalismo sino más bien la expresión de ideas e imágenes subyacentes que hacen posible la ilusión.
El zócalo del edificio está revestido de pizarra negra, para acentuar la idea de que el edificio está suspendido como los palafitos y tantas construcciones locales.
La vegetación existente se conservó, y se insertaron recorridos y miradores entre los arboles con lo cual no solo se rescató sino que esto contribuyo con la inserción del edificio en el terreno.
Nuestra oficina estuvo también a cargo del Proyecto de Interiorismo y Decoración, por lo que en cada espacio y en sus recorridos internos, rescatamos el carácter local, trabajamos con maderas, piedras y hormigones vistos, incorporamos artesanos, artistas y escultores locales y en donde interpretamos a través de obras artísticas las leyendas de la isla de manera de darlas a conocer de una forma diferente.
El edificio interiormente está lleno de rampas, recorridos y espacios de tres o cuatro alturas donde los recintos de entrelazan. Hemos diseñado recorridos que representan los paseos por los cerros.