- Área: 556 m²
- Año: 2013
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Fotografías:Joaquín Mosquera
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La casa Hache se sitúa en una típica zona suburbana de Madrid de viviendas unifamiliares aisladas, que ocupan parcelas de mil metros cuadrados aproximadamente. Este tipo de viviendas, como su propia denominación tipológica indica, se aíslan las unas de las otras construyendo un contexto de difícil lectura: un archipiélago de individualidades en donde es difícil saber a qué condicionantes responde cada una de las casas, al margen de los propios límites de su parcela. La orientación y la normativa urbanística es lo único que todas comparten.
Además, una de las parcelas vecinas está todavía sin ocupar, lo que hace que el contexto resulte aun más indefinido.
Desde este aislamiento, y desde esta consciencia de la individualidad, se aborda el proyecto con la máxima neutralidad posible, tratando de establecer un método que pudiera aplicarse sobre cualquiera de las parcelas, obteniéndose según fuera la geometría concreta de la parcela, un resultado diferente. Este método de diseño sería una especie de aplicación literal de los parámetros normativos: ocupación, edificabilidad, retranqueos, altura.... De esta manera la casa sería el resultado de introducir las condiciones particulares de la parcela sobre los parámetros generales normativos, tratando de convertir la norma en el elemento generador del volumen.
El volumen no es más que el resultado de la estricta aplicación de la normativa: máxima ocupación, perímetro definido por retranqueos y máxima altura permitida. Sobre este volumen máximo se sustrajeron posteriormente los vacíos, dobles alturas, porches, zaguanes y patios para cumplir con la edificabilidad permitida. El resultado es un prisma puro de dimensiones 20x9x9 metros agujereado a base de huecos profundos que a su vez generan el espacio interior.
Estos huecos constituyen una serie de espacios exteriores que serán colonizados con vegetación, sirviendo de filtros a las vistas de las casas vecinas situadas a escasos metros, lo que permite abrir grandes ventanas sin por ello renunciar a la propia intimidad de la vivienda. Estos filtros sirven también para controlar la incidencia solar directa, matizando la iluminación natural. En el interior, los huecos se conectan a través de vacíos, proporcionando continuidad espacial y visual entre ellos y sirviendo para separar diferentes zonas de la vivienda.
Las pequeñas piezas de baño, aseo, almacenamiento, vestidor... se concentran en la fachada norte constituyendo un importante aislamiento en la zona de mayor exigencia de inercia térmica durante el invierno. Esta organización sirve además para reducir las luces de la estructura portante y para organizar los espacios principales más libremente.
El programa, inicialmente el típico de una vivienda tradicional de estas características, se ha tratado de plantear sobre un esquema de funcionamiento mucho más ambiguo y abierto. Se propone un esquema de bandas transversales que coinciden con la estructura, que pueden contener uno u otro uso según las necesidades del usuario, de manera que la cocina, el dormitorio principal, el estar, el estudio, el paquete de dormitorios secundarios... resultan ser espacios equivalentes e intercambiables.