- Año: 2013
El proyecto nace de un estudio de movilidad peatonal para el barrio de Echavacoiz, encargado por el Ayuntamiento de Pamplona en el año 2009 al Departamento de Innovación de ah asociados. En dicho estudio se identificaron tres zonas clave en las que, mediante la implantación de sistemas mecánicos, era posible solucionar sus históricos problemas de accesibilidad e integración urbana.
Una conclusión prioritaria era actuar sobre el precario acceso peatonal de rampas y escaleras que salva un desnivel de 30 m. y es usado habitualmente por los vecinos del Grupo Urdánoz para llegar a la meseta donde se sitúan el paseo perimetral y el barrio consolidado de Echavacoiz Norte.
El proyecto aspira a resolver, mediante dos pasarelas y un ascensor, el problema de accesibilidad actual y a convertirse en un hito ciudadano que sea un referente de la integración de la barriada en la ciudad, conectando el paseo superior con el parque del río y el futuro barrio del AVE: a las exigencias de conectividad adaptada se une la creación de un objeto sensible con el paisaje urbano en el que se inserta.
En el puente inferior confluyen el paseo del río Elorz y el camino al barrio. Este encuentro es la oportunidad de introducir nuevos flujos peatonales y ciclistas entre dos estratos urbanos e implantar con rotundidad un elemento arquitectónico que funda la pasarela mirador y la torre panorámica en un único gesto resolutorio de las obligadas posiciones de ambos.
El proyecto apuesta por la sencillez de todos sus elementos, liberándolos de cualquier exceso de formalismos constructivos. El gran esfuerzo estructural de la pasarela quebrada se resuelve con una sección firme y robusta que se prolonga unitariamente entre sus apoyos y crea una imagen de pórtico abierto al nuevo barrio.
La forma básica de la pasarela es una viga cajón continua de acero de la que nacen las costillas que sustentan el pavimento de chapa lacrimada de aluminio que define el intradós de la pasarela. El exterior de la viga cajón junto con los planos que conforman los laterales de la torre se revisten también con una piel protectora de aluminio plegado, para lograr una continuidad visual que refuerce el gesto urbano de un elemento que surge del talud y se apoya en la proa del paseo.
La pieza horizontal del puente se convierte en vertical cuando se encuentra con la torre, de tal modo que se repite el formato de elemento estructural de acero y piel de aluminio. La asimetría de la pasarela protege al viandante de los vientos dominantes y dirige la mirada del caminante a un nuevo territorio, mientras que el elemento vertical se muestra robusto y duradero en sus laterales al tiempo que los planos de embarque se abren al paisaje utilizando la mínima expresión del material.
Sencillez formal y claridad estructural para definir una pieza de forma concreta que, sin gestos superfluos pero sin esconder esfuerzos, se convierta en hito, puerta y conexión entre dos realidades urbanas que dejan de estar separadas por una topografía que antes era causa de marginación y ahora de unión.