El texto de Peter Gadanho que reproducimos a continuación fue publicado originalmente en el Diário Expresso de Portugal.
Esta semana comienza el evento más esperado en el mundo de la arquitectura: la apertura de la Bienal de Venecia. Miles de participantes, periodistas e invitados acuden a la mítica ciudad italiana para tomar el pulso de las representaciones nacionales, las novedades, el estado del arte de la disciplina. En la 14ª edición, la dirección artística de Rem Koolhaas suscita grandes expectativas: el arquitecto de la Casa de la Música es, después de todo, el último agente provocador de un estrellato arquitectónico cada vez más predecible.
Eternamente en busca de lugar - no hay espacio para más pabellones en el recinto de la Bienal - Portugal responde al desafío de Koolhaas, Fundamentals/Absorbing Modernity, con una idea controversial. Bajo la dirección de Pedro Campos Costa, el pabellón portugués es pulverizado y distribuído a miles de personas. Con la desvalorización de la cultura portuguesa, nuestra participación se reduce, por decisión propia, a un periódico. Sin embargo, es posible que a través de un mensaje tangible llegue a muchas más personas. Después de el delirio de la organización y el silencio ensordecedor de otras apariciones recientes, se plantea una intervención más crítica e inteligente. Fundamentalmente, "Homeland" ("La Patria") llevará a Venecia un pensamiento arquitectónico dotado de un mayor compromiso social, una reflexión sobre la condición actual.
De forma inédita, Koolhaas pidió a los países participantes responder a un tema específico: la absorción del modernismo arquitectónico en sus contextos nacionales. Como en las exposiciones de arquitectura todo es mediación y representación, vamos a ver muchas fotografías y maquetas de edificios de antaño, interrogaremos su significado y rápidamente los mandaremos al olvido. La participación portuguesa asume una condición mediática con contenido fresco: ¿qué mejor para expresar lo que hemos conservado de la modernidad, lo que construimos y lo que pensamos hoy en día? No tenemos edificios para exponer, tenemos ideas que podemos colocar bajo su brazo, mientras visita el vaporetto o para leer en el avión de regreso a casa.
La representación portuguesa expone las contradicciones de nuestra condición actual, tanto aquí como en Europa. Como escribe la primera edición de "Homeland", la crisis de los últimos años no sólo ilustra que la modernidad fue "absorbida" inesperadamente. Los ideales modernos de progreso fueron asimilados hasta su desaparición, en base a una realidad social cada vez más empobrecida y desigual. El ascenso de la clase media, típico de la modernidad, va en retirada. Y con economistas como Thomas Piketty, que anuncian una nueva era feudal, los arquitectos se revelan como cifras sintomáticas del nuevo paradigma de cero crecimiento.
Entre los inscritos en el Colegio de Arquitectos y los recién graduados, los desempleados y los desplazados, Portugal cuenta actualmente con más de 30.000 arquitectos, casi todos jóvenes. La profesión es mediaticamente un éxito, pero revela problemas evidentes. La rápida rotación generacional golpeó un entorno tradicionalmente conservador, pero también generó una caída en el mercado de la construcción. Miles de jóvenes fueron las víctimas a través del despido colectivo. Con un personal altamente capacitado, pero con poco que hacer, ellos simbolizan una nueva clase de proletariado intelectual. Poco sirve que la arquitectura sea una de las exportaciones culturales más importantes del país.
La participación portuguesa en la Bienal de Venecia es sólo un periódico, pero un periódico que transmite posiciones críticas y opiniones de personas a quienes la celebridad les pasa por el lado. Este atributo es esencial. Desde la Europa de la posguerra hasta la post-revolución portuguesa, una amplia cobertura de los medios ha contribuido a que la arquitectura de la modernidad llegue a todos los hogares. Hoy en día, es esencial que la cobertura de los medios de comunicación sirva a propósitos nuevos, tal vez más políticos. Según lo sugerido por Jürgen Habermas, no hay mejor lugar para contribuir a la esfera pública que un periódico y sus variantes contemporáneas. Si nuestros arquitectos hoy en día no se pueden expresar a través del edificio, podemos usar otros medios para poner sus conocimientos al servicio de la sociedad. "Patria" es sólo un pequeño paso en esa dirección.
