- Año: 2009
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El museo de Arte de Lodz, instalado en un edificio del siglo XIX, es un museo de tradición y vanguardia.
Con el fin modernizar la planta baja y adaptar el edificio a sus nuevas funciones, era necesario rendir homenaje a esta tradición y a la función histórica del edificio.
Dado que el museo carecía de un espacio común para la vida social, el objetivo principal fue el de crear un lugar con su propia personalidad y que incentivara a la gente a quedarse luego de visitar la exposición.
Para esto, se interviene la fachada de la calle Wi_ckowskiego, donde se incorpora un muro de cristal que no interfiere con la estructura original del edificio. Así, el museo se destaca entre los otros edificios, a la vez que indica que en su interior sucede algo.
Desde este acceso, el espectador es dirigido, mediante claros signos, hacia la exposición o la cafetería y librería. Además, los espacios se identifican visualmente por sus colores e iluminación, siendo muy fácil para el visitante entender el lugar.
El mayor desafío fue el área donde se ubica la cafetería y la librería. Se introduce una caja acristalada con una librería abierta, 2 salas para la cafetería, el bar, vestidores y baños. Como ésta área también abre fuera del horario del museo, era necesario generar un acceso independiente a este espacio.
Con materiales simples, como madera, metal y vidrio, se logra el objetivo inicial de resaltar la belleza de los interiores del histórico edificio, sin intentar imitar su estilo.
Mediante el contraste de elementos, se superpuso un interior del siglo 19 con un diseño contemporáneo mediante la utilización de ciertos elementos de carácter industrial, como cajas de transporte, carros, plataformas, etc.
Para el bar, se decidió una forma fragmentada que nace desde el piso y los muros. A la vez, debía ser un elemento cómodo y atractivo visualmente. Realizada en madera y plástico retroiluminado, se logró un diseño que respondía a los principios ergonómicos.
A esto se incorporararon taburetes de Konstantin Grcic, que compartían un mismo estilo y dialogaban en su forma con la del bar.
Finalmente, todos los elementos utilizados en el diseño hacen alusión a la colección del museo, pero generan su propio espacio que se diferencia visualmente de las otras áreas del museo.