- Área: 490 m²
- Año: 2006
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Fotografías:Fernando Cordero
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Esta casa habitación unifamiliar se encuentra emplazada frente a una zona federal, a orillas de un río, con una serie de restricciones y regulaciones en cuanto a los lineamientos de construcción y al impacto ambiental del sitio.
El Terreno de difícil topografía presenta pendientes pronunciadas. Así, fue necesario emplear muros de contención y sistemas de drenaje para canalizar el agua producto de las fuertes lluvias de temporal en la zona.
El volumen prismático de formas ortogonales que configura la casa junto con los materiales pétreos, metálicos y diversas maderas se presenta sin afán de protagonismo a fin de no competir con el rico entorno de exuberante vegetación. Es decir, los materiales se utilizan tal y como son, libres de acabados artificiales tales como pinturas.
Los particulares requerimientos espaciales y de habitabilidad de la familia, dan lugar a una serie de conceptos yuxtapuestos tales como el deseo de tener grandes áreas abiertas que, en cierto momento, se pudieren confundir con los espacios exteriores difuminando las fronteras entre lo público y lo privado. A su vez se presenta la necesidad de tener lugares de estudio aislados con capacidad para almacenar más de 2000 libros y un número similar de discos compactos y acetatos sin perder en ningún caso la relación con el exterior.
Las dobles alturas hacen presencia en salas de estar y biblioteca, los materiales son simples: piedras calizas y mármoles de poro abierto, maderas tropicales, acero, sillar de piedra caliza, cristal claro, y losas de concreto armado.
Durante el desarrollo del proyecto se pretendió que las vistas de cada uno de los espacios interiores estuviesen orientadas hacia el río y, en su caso, al viejo Amate -ubicado el extremo oriental del volumen- de más de 30 metros de diámetro en su follaje que, a veces, pareciera envolver la casa.
La pequeña alberca de materiales pétreos con pavimentos circundantes de madera de Cedro rojo se presenta más íntima que las demás áreas públicas, conformando así un espacio semioculto entre la casa y uno de los muros de contención que la flanquean.
Debido a la riqueza del entorno preexistente a la casa, los jardines fueron modificados con discretas y acertadas intervenciones por Mario de la Garza y Daniel Aguilar.
La vegetación conformada por diferentes especies arbóreas de ejemplares centenarios y grandes frutales marcó buena parte de las decisiones de diseño del volumen de la casa y el conjunto.