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Arquitectos: Maria João Atelier
- Área: 340 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Daniel Schäfer
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Proveedores: Mapei, Alteret cerámicas, Cristina Rubinetterie, Daikin, Ezarri, Fontini, Irsap
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Una casa mediterránea de fachadas blancas con huecos controlados mira al mar. Se vuelca y se protege a través de porches que filtran la luz y abren el horizonte. Se atiende a numerosas realidades: las características del lugar, la climatología, la arquitectura del lugar, los habitantes de la casa, las tradiciones materiales y técnicas, y las especies vegetales autóctonas.
El solar es un promontorio sobre el Mar Mediterráneo, orientado al sur, en una isla de raíces arquitectónicas duales entre lo rústico y lo paladiano, que conforman elementos estéticamente coherentes, quizás perdidos en el último siglo, pero que ofrecen la oportunidad de crear un lenguaje reinterpretativo de los valores preexistentes.
El objeto se compone de varios volúmenes de proporciones diversas y adecuadas a cada uno de los espacios que acoge. Sin embargo, en esa aleatoriedad se identifican ejes de simetría o de circulación que ordenan los espacios de forma armónica. Sendos cuerpos acogen la sala principal y dormitorios y definen la amplia zona exterior abrazándola y acotando una superficie que será vivida como una estancia más de la vivienda.
Las transiciones entre el interior y el exterior son cuidadas y se realizan con especial atención, ya sea a través de pequeños patios o elementos a modo de pérgola. Si la miramos desde fuera, nos apetece cobijarnos en el interior; y si, por el contrario, estamos dentro, nace el deseo de salir.
¿Acaso no es esta la premisa del mediterráneo? Con la intención de cruzar valores identitarios perdidos, populares, vernáculos, pero, sin duda, actuales, los detalles generan un lenguaje como respuesta a las actuales demandas.
Es por eso que se seleccionan materiales autóctonos: madera, latón, piedra, barro y la cal; como referencias regionalistas. Se elogian los sistemas de españoletas, las luces indirectas, los pasamanos encastrados, los herrajes tradicionales y los muebles de obra integrados.
Del mismo modo, se ejecutan detalles técnicos propios del lenguaje en cuestión, como las bajantes formadas con tejas, las barandillas de madera autóctona y tan característica del lugar, los elaborados dinteles (estructurales) de madera o sencillos aleros cerámicos.
Todos estos elementos terminan por componer un ambiente armónico y siempre funcional consiguiendo la emoción a través de las calidades de la arquitectura. Este es el debate arquitectónico de lo rural. La arquitectura contemporánea en una isla comprometida con mantener el carácter fundamentalmente rural debe establecer nuevos vínculos con el contexto a través de la actualización de la tradición local. En definitiva, se trata de leer las condiciones del entorno e integrarse en el mismo respetando los equilibrios del contexto. Se trata de proponer algo nuevo dentro del proceso continuado que ha generado ese entorno.