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Arquitectos: gon architects
- Área: 151 m²
- Año: 2023
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Fotografías:Imagen Subliminal
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Proveedores: BANDALUX
‘Familia francesa busca piso para instalarse por un tiempo indeterminado en Madrid’. Con este titular se presentan en el estudio, a finales de 2022, Marion y Paul Franck, una pareja con tres hijos pequeños -Leo, Romeo y Zöe- que hasta entonces habían vivido, debido al trabajo en la industria aeronáutica de él, cinco años en Toulouse, otros dos en Isla Reunión, uno en Washington y los últimos cuatro en Londres. La diferencia con ocasiones anteriores es que Madrid aparece ahora como el lugar que han elegido para establecerse de forma permanente. Y lo hacen adquiriendo una vivienda de 151 m2 situada en la última planta de un edificio residencial construido a principios del siglo XX en el barrio de Justicia, cerca de la Gran Vía y de Chueca, en el centro de Madrid. Con un marcado carácter longitudinal y una organización en planta en torno a tres patios, paradójicamente, a pesar de ser un ático, la vivienda no establece vinculaciones reseñables con el perfil urbano circundante. Antes bien, como si del caparazón de un armadillo se tratase, se cierra y protege del exterior. Para ello cuenta con una extensa cubierta: una superficie de tejas ondulada y opaca, de 200 m2, conformada por 7 tejados de diferentes inclinaciones y longitudes y constituida por un entramado de vigas de madera, muchas de ellas oscurecidas, en mal estado y ocultas tras un falso techo.
Lejos de ser un inconveniente, esta condición se potencia y se convierte en oportunidad, comenzándose a diseñar, por así decirlo, la casa por el tejado. La reforma de la vivienda se proyecta desde el entendimiento espacial y estructural de esta particular cubierta con el fin de devolver a cada uno de los espacios de la casa, sin excepción, el protagonismo que habían perdido. Y se hace, en primer lugar, restaurándola mediante refuerzos metálicos, y después practicando una serie de perforaciones estratégicamente situadas para introducir luz y ventilación natural a fin de experimentar más hondamente los reflejos del aire, es decir, en definitiva, el transcurso del tiempo. La reestructuración emprendida bajo cubierta sustituye un espacio oscuro y compartimentado en pequeñas habitaciones y pasillos por otro más luminoso y fluido; un exterior que define un interior; un nuevo paisaje y volumen doméstico que se revela a través de alturas variables y luz cambiante, y que vuelca y relaciona todas y cada una de las estancias con el cielo único velazqueño de Madrid. El interior de la casa, que discurre ligero bajo esa gran cubierta de planos inclinados, vigas de madera y lucernarios, se proyecta y define como un espacio continuo con unos límites entre lo público y lo privado poco definidos, indeterminados. Únicamente los cambios de pavimento, de la madera a lo cerámico, marcan tanto el programa como el uso del espacio de cada estancia. La domesticidad se articula y diseña teniendo en cuenta la convivencia y distintas simultaneidades en el día a día, como un conjunto de habitaciones de grandes dimensiones donde tienen lugar las acciones cotidianas de cada uno de los miembros del hogar, tanto las individuales como las colectivas.
La terraza, de 15 m2 y situada al final de los 21 metros lineales de la casa, es, junto con los lucernarios, la fuente más directa que inunda de luminosidad todo el interior, y que, además de ser un espacio de reunión, también contiene un jacuzzi para los días de invierno. Y de verano. La escala del mobiliario que ocupa la casa es el eco de las distintas vidas en los distintos lugares donde Marion y Paul Franck han vivido; un sistema de objetos adquiridos aquí y allá en los que se entremezclan algunos tan antiguos como unas sillas del siglo XIX, con diseños clásicos del siglo XX o con otros de IKEA. CIEL es una reforma que da respuesta a una situación urbana singular, y común, donde la casa no interactúa de forma determinante con la ciudad, pero sí con sus cielos; una casa que es una gran cubierta tecnológicamente diseñada; una sombra al fin y al cabo, capaz de acoger, bajo un entorno climáticamente controlado, un programa doméstico organizado de manera flexible donde una familia pueda vivir un tramo, unos años o toda una vida, disfrutando del paso del tiempo y sus fluctuaciones bajo las hipnóticas gamas azul cobalto de los cielos únicos de Madrid.