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Arquitectos: TEC Taller EC
- Área: 225 m²
- Año: 2024
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Fotografías:Paolo Caicedo
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Lo primero que inevitablemente mantiene nuestra memoria en el pabellón, es el vacío, ese espacio sin materia que lo ocupa todo. El Deportivo está ubicado en Cumbayá, uno de los valles andinos que rodean la ciudad de Quito, una zona de actual desarrollo urbano y comercial en la capital. Se construye a 2400 metros sobre el nivel del mar para determinar condiciones ecuatoriales como el sol vertical y cambios climáticos considerables entre el día y la noche.
Aprovechando el espacio verde del terreno y el contexto natural inmediato, un conjunto de palmeras de considerable altura que determinan las pautas del proyecto, son el punto de partida para probar un proceso de diseño basado en parámetros constructivos y programáticos antes de especulaciones formales. En 250m2 de construcción, el programa mínimo requerido incluye un espacio no permanente para servicio de comida y baterías sanitarias, la arquitectura resultante en cambio nos permite tener el espacio para desarrollar un sinfín de actividades. Una estructura libre y espaciosa no determina ni limita los programas y puede convertirse en cualquier cosa dependiendo de cómo se habite su interior.
El proyecto consta de dos volúmenes negros enfrentados y distanciados, unidos por una truss metálica de 3m de altura que permite que el techo alcance los 7.5 metros en su punto más alto y, como en una pirámide, mientras más gana en altura, más se reconcilian las caras opuestas. A 12 metros de distancia, el diálogo entre los extremos requiere hacer un cambio de altura en el techo para enfatizar la distancia en respuesta a una pendiente natural descendente que marca la entrada al terreno, una inclinación que dirige el agua de lluvia y apunta al cielo para proyectar una mayor altura al volumen.
El techo se convierte en una fachada al curvarse y revelar la madera como si fuera una lengua. La truss metálica a lo largo del volumen es el elemento estructural que soporta las vigas de madera laminada curvadas de 15m de largo, un techo ligero, la mínima materia posible para construir el máximo número de metros cúbicos, y actividades inimaginables. Los espacios amplios brindan una sensación vital de apertura, libertad de movimiento y acción. El proyecto concibe la arquitectura a partir de las actividades que se van a desarrollar, lo que implica concebir el espacio desde el interior, no desde afuera, no como un objeto distante. Por esta razón, las palmeras preexistentes juegan un papel importante en el ritmo de la fachada y como un elemento del paisaje inmediato que filtra la entrada de la luz de la tarde.
El bloque carece de espacio intermedio porque el vacío en sí mismo es el conector e intersección desde un interior que abraza al exterior. Una invitación a abrirse a la experiencia del exterior y habitar la luz y el aire. Es una invitación a observar y experimentar la arquitectura no desde la forma o la imagen. Es una intención de involucrar al cuerpo y su movimiento, como punto de partida.