Descripción enviada por el equipo del proyecto. Un pabellón para el buen dormir precisa de una orientación al oriente, para despertar con el sol de la mañana.
Para un buen descanso reponedor no es necesario la penumbra total, sino el sordo rumor del mar a nuestra espalda y el cansancio y agote que produce la vista profunda del estero de Casablanca.
Para una siesta de verano es necesario estar dentro de una quebrada y sentir la frescura de un dormitorio sin norte, sin poniente, con corrientes de aire fresco atravesando el espacio para un respirar frío como en una gran cama voladora sobre el humedal que nos recoge embriagados y cubiertos hasta el cuello, luego de celebrar los días, las noches y las estrellas.
La propuesta concentra en 35 m2 el programa arquitectónico: un dormitorio, un living con cocina y un baño, reunidos en un único ambiente próximo a la casa principal, realizada por la oficina hace algunos años en Tunquén.
Una terraza semicubierta, un cuarto oscuro de fotografía y una bodega completan el proyecto, desarrollado íntegramente en madera de pino.