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Arquitectos: Sordo Madaleno Arquitectos
- Área: 14185 m²
- Año: 2023
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Fotografías:Óscar Caballero
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto residencial Amelia Tulum forma parte de una de las áreas urbanas de mayor crecimiento en la Riviera Maya, dentro de Aldea Zamá, una zona que exige gran conciencia debido a la presencia de cenotes y selva. La intención es que no se perciba una diferencia con el entorno natural, que la arquitectura se integre a la selva, tal como lo hacen las estructuras mayas abandonadas.
El concepto de Amelia Tulum nace del respeto por las condiciones naturales del clima, la topografía y la vegetación nativa. La construcción propuesta busca tener el menor impacto sobre el terreno, utilizando una huella mínima al elevar la estructura sobre el suelo, similar a cómo una casa sobre pilotes convive con su entorno natural. Esta decisión definió todas las características estéticas del complejo.
A lo largo del terreno, las primeras tres crujías albergan un programa comercial selecto que convive con el desarrollo residencial, mientras que los tres niveles superiores se entrelazan en direcciones opuestas, formando un patrón de tablero de ajedrez que genera terrazas en los espacios abiertos intermedios.
Estos espacios abiertos se convierten en jardines, terrazas y patios como resultado de la interrelación de los volúmenes, y están diseñados para generar atmósferas naturales específicas, donde la naturaleza se apodera de la arquitectura, haciendo que estas áreas comunes sean habitables como si fueran una extensión de las áreas privadas. Al mismo tiempo, se aprovecha y controla la gran incidencia solar mediante un juego de sombras.
Los 38 apartamentos, que van desde 90 m² hasta 150 m², cuentan con terrazas y dormitorios con accesos independientes, y comparten el último nivel, que ofrece amenidades al aire libre como un roof bar, hamacas, piscina, tumbonas y parrilla.
Uno de los mayores desafíos de construir en el clima tropical de Tulum es reducir la ganancia térmica solar y maximizar los flujos de aire para mantener fresco el edificio. Diversos sistemas pasivos, como aleros con vegetación sobre las ventanas, protecciones con pantallas naturales tejidas y pérgolas (utilizando madera local conocida como jiles), proporcionan la principal característica sostenible del complejo.
El diseño del paisaje otorga un papel destacado a la vegetación nativa, que bordea todas las losas del edificio, se apropia de los pasillos interiores y se entrelaza a lo largo de la planta baja. Gran parte de la flora existente será protegida durante la construcción en un vivero temporal, antes de ser trasplantada para integrarse al edificio.
La estructura principal es de hormigón armado combinada con sistemas de losa postensada, mientras que los demás materiales y acabados emplean técnicas artesanales locales, lo que también fomenta la incorporación de la economía local al proceso de construcción. Todas las superficies interiores están acabadas con chukum, un revestimiento liso a base de cemento elaborado con la savia de un árbol nativo; se utiliza madera de tzalam por su resistencia al sol y la humedad; y todas las celosías son tejidas por artesanos locales con jiles, un tipo de madera que puede trabajarse como fibra.