

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Los residentes se acercaron a nosotros para transformar una típica casa de condominio de finales de los años 90, con techos de madera con muchas pendientes y pequeñas ventanas y puertas, en una casa de arquitectura contemporánea y adaptada a las necesidades de la familia en los años 2021.

Los dos objetivos principales estaban claros: integrar las áreas sociales y hacer que la casa se abriera a los jardines con vistas al horizonte. Para lograrlo fue necesario demoler muros y realizar refuerzos estructurales para soportar los nuevos vanos de los ambientes integrados.

El baño que se encontraba entre el salón y la cocina fue demolido íntegramente y reposicionado a un lateral, con acceso por debajo de la escalera, permitiendo la integración entre la cocina y el salón. Las antiguas puertas del salón fueron derribadas junto con la pared y dieron paso a grandes puertas correderas que se abren completamente al balcón y al jardín.


Era necesario ampliar los salones y dormitorios, por lo que se construyeron balcones con estructura metálica que se apoya en los muros laterales, liberando el horizonte de la interferencia de los pilares.



Para sostener los balcones y unificar las cubiertas, los muros longitudinales se prolongaron y marcaron con color terracota. Frontones que atraviesan los espacios, que están dentro y fuera de la casa y que dan ritmo e identidad a los espacios de la casa. En cambio, en los frontones se crearon aberturas que a veces enmarcan la decoración, a veces sirven de paso para acceder a otra estancia.

El recorrido exterior se planteó como un paseo por el jardín, que atraviesa los frontones y se convierte en un laberinto de pequeños patios, buscando la mayor extensión para salvar el desnivel con rampas de suave pendiente, asegurando la accesibilidad a la vivienda de forma discreta e integrada en el terreno.



Junto con los vecinos se eligió una paleta con texturas y pocos colores, pero llamativos, que se puede apreciar en los frontones con textura terracota, el piso de cemento quemado y las lamas de madera del techo. Los refuerzos metálicos y los marcos de aluminio recibieron contornos negros, en contraste con las encimeras y la isla, que fueron realizadas en granito de Itaúnas. Completando la paleta, el baño recibió azulejos hidráulicos verdes y blancos.

Para la zona íntima, que contaba con ambientes oscuros y cerrados, el proyecto priorizó la elección de tonos claros y la creación de puertas generosas hacia los balcones, permitiendo la entrada de mucha luz y claridad.
