- Área: 3110 m²
- Año: 2009
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Fotografías:Carlos Aramayo Baeza
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El concepto de Campus no es un paradigma sin arraigo histórico en Sucre, que siendo tradicionalmente una ciudad universitaria, siempre se ha preciado de ofrecerse con agrado, tanto en sus espacios públicos, como en sus edificios monumentales y conjuntos urbanos, a la presencia y actividad de los estudiantes de todo el país, hecho que otorga a la ciudad mucho de su singularidad: Lo que se llama Espíritu del lugar.
La búsqueda de ese espíritu ha sido la directriz fundamental que ha guiado el diseño del campus a nivel de planificación general, en el convencimiento de que el mismo no podía concebirse como un conjunto de edificaciones dispersas sobre un área verde, sino emerger como una unidad coherente y ordenada bajo su propia urbanística.
Abrazar la arquitectura local y abrazar la relación de ésta con su entorno urbano han sido las estrategias para capturar el espíritu del lugar.
Al concebir la arquitectura de los edificios que conforman el Campus nos planteamos la necesidad de que las edificaciones apelaran a la sensibilidad arquitectónica local como estrategia para lograr un conjunto que visual y espacialmente estuviera íntimamente ligado a su medio cultural.
No obstante, para conseguir un conjunto con fuerza propia, es necesario evitar todo gesto mímico de Arquitectura servil a las estéticas y modelos históricos, utilizando por el contrario, lenguajes y recursos contemporáneos.
Los Aularios
Un conjunto articulado en torno a un sistema de patios, con zaguanes y balcones que se vuelcan sobre el interior de la edificación misma, los Aularios, constituyen la reinterpretación formal y tipológica de un sistema espacial que se ha practicado en las ciudades americanas desde su fundación.
De esta forma, y a través del poder evocador que tienen estos elementos –el patio, el zaguán, el balcón- buscamos infundir en los edificios el espíritu del lugar.
La Biblioteca
El carácter introspectivo de los edificios eclesiásticos americanos, heredado de los modelos monacales europeos, y su asociación a la imagen de repositorios del conocimiento, se imprime al edificio que cobijará la Biblioteca de la Universidad. Una vez más, mediante lenguajes arquitectónicos contemporáneos se busca un edificio volcado sobre sí mismo en torno a un sistema de patios cuya importancia dentro del funcionamiento del bloque se ve reflejada en la relación de éste con el exterior: Fachadas conformadas por extensas superficies blancas con escaso aventanamiento en contraposición con la apertura y fluidez de los espacios interiores sobre los patios, en torno a los cuales de desarrolla la vida del edificio.
El atrio de ingreso
En busca de la máxima continuidad entre el espacio público y el Campus, el ingreso ha sido diseñado como un pórtico monumental por sus dimensiones, mas no así por su altura, a fin de ser una suerte de ventana al complejo sin competir en jerarquía con las edificaciones que lo constituyen.