Tal como les habíamos anunciado, ya fueron seleccionados los cinco proyectos para la segunda fase del diseño del nuevo Parque Museo Humano San Borja (Santiago, Chile), la futura remodelación arquitectónica y paisajística del actual Parque San Borja, un área verde de 2,4 hectáreas en la capital chilena, al que también se incorporarán más de 238 obras del destacado escultor nacional Mario Irarrázabal.
A continuación les presentamos la propuesta de BBATS+TIRADO y uno de los finalistas en la competición chilena.
Según los arquitectos: caminando por la Alameda me encuentro con algo que no había visto antes, una gran “mano” emerge del suelo y me invita a cruzar una zona antes desconocida para mí. La mano me recuerda el origen y la tierra, como un gran megalito o una de esas formaciones rocosas que popularmente ganan apodos por su parecido a algo o alguien.
Me adentro en una nueva zona, hasta ahora olvidada tras la Alameda y los barrios que se han hecho populares por la vibración que la cultura produce en ellos, dejo atrás Bellas Artes y Lastarria y desde “la mano” me encamino en un nuevo paseo urbano, rico y emergente, restaurantes, cafés, niños corriendo junto a sus familias. El tiempo se detiene y me encuentro con un parque, que más bien parece ser un Jardín Secreto como sacado del relato de Frances Hodgson Burnett, un refugio tras la primera línea de edificios que conforman el muro de la Alameda hacia el sur. Un territorio que me invita a mirar sobre mí mismo, sobre lo humano, a salir de mi vida.
El lugar, más que lo que ahora se construye como un parque, lo entiendo como un jardín, predominan las praderas, el pasto, el movimiento de la brisa sobre los árboles y pajonales. Parece ser un buen lugar para esconderse o perderse, es amplio y lo puedo reconocer con la mirada fácilmente pero la sinuosidad de la vegetación y los escasos de senderos invitan a perderse, a caminar por donde normalmente no habría que hacerlo, por la ladera de la suave pendiente que lo delimita, entre los árboles o simplemente desplazarse sin destino.
Una serie de elementos, como dejados por alguien hace mucho tiempo acompañan mis recorridos. La patina del bronce enverdecido por la intemperie acompaña una serie de esculturas que se encuentran esparcidas por el territorio, no las puedo ver todas, sólo algunas. Pero me aprovecho de la tranquilidad del parque, para tocarlas, palpar sus texturas y la temperatura fría del bronce.
En este paseo por el parque, sólo tres elementos destacan dentro del paisaje: un muro que se hunde como una grieta en el terreno, una leve cubierta cóncava de bronce pulido, y un gran espejo de agua sobre el cual los niños corren y juegan, acercándose a los bronces como si estuvieran descubriendo el mundo de nuevo.
Desciendo por la escalera que acompaña el muro, la pendiente es tan leve que creo que nunca acabará. Cruzo bajo el muro, como muchos en la historia lo hicieron, como el éxodo representado por el artista en muchas de sus obras. Tras el muro, me encuentro bajo la cubierta de bronce, más gente se reúne, la luz inunda el lugar, la atmósfera me recuerda un renacer, columnas de luz descienden a modo de megalitos. Me detengo un momento sólo a contemplar, a esperar, la luz dorada me abraza antes de entrar bajo el espejo de agua sobre el cual los niños juegan, surge un pabellón que no pude medir desde el parque, la luz en su interior no da cuenta de que estoy bajo tierra. Aquí se me presentan las vísceras del artista, las obras menores, investigaciones, pruebas y errores sacan a la luz que la inspiración de Mario Irarrázaval por trabajar con el cuerpo no es un camino fácil ni de situaciones conclusas si no que un libro abierto a seguir experimentando.
Mis pasos me conducen a una salida a través de un patio inglés, nuevamente una escultura domina el espacio, y emerjo en un terraza con agradables mesas y quitasoles, me siento y espero por un café.
Seguramente regresare, compartir el secreto lo merece, cuando vuelva me perderé por otro camino y mi experiencia no será la misma, me encontraré en otro momento de mi vida y no observare ni me desplazaré de la misma manera, me tropezaré con lo humano nuevamente desde otro punto de vista.
Concurso
Diseño de arquitectura de Parque Museo Humano San BorjaPremio
FinalistaArquitectos
BBATS + TIRADOUbicación
Parque San BorjaArquitectos a Cargo
Cristóbal Tirado Luchsinger, Silvia Barbera Correia y Jorge Batesteza PennaArquitecto Colaborador
José Tomas RodríguezColaboradores
Matías Alarcón. Cristian Fuhrhop y Cristóbal MontealbettiÁrea
24000.0 m2Año Proyecto
2014Fotografías
Cortesia de BBATS + TIRADO
