- Área: 95 m²
- Año: 2010
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Fotografías:albordE, Francisco Suarez
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Los clientes tienen interés en hacer una investigación sobre expresión corporal en las culturas indígenas de la Amazonia Ecuatoriana. Con la información que obtengan después de un proceso de inmersión, se desarrollará un taller experimental que buscará el traslado de la cosmovisión indígena amazónica a una expresión que combina teatro, danza y performance.
Tras ganar un fondo concursable del Ministerio de Cultura del Ecuador pueden financiar su investigación, parte de este fondo prevé la construcción de un espacio para desarrollar el taller. Los escasos recursos que disponen y una plataforma rectangular de hormigón en una propiedad rural en Atahualpa donde se llevará a cabo la etapa inicial del proyecto, hace que la solución obvia que le propongan a los clientes sea una estructura de galpón, cubierta con planchas de policarbonato.
Previo al inicio de la investigación de dos meses en la comunidad amazónica de Rukullacta, los investigadores quieren dejar resuelto el espacio en donde realizaran el taller a su regreso. Antes de tomar partido a favor o en contra del galpón sugerido, decidimos conversar con los investigadores sobre el alcance del proyecto y entendemos que en ese momento no hay un proyecto certero, solo saben que después de su inmersión descubrirán hacia dónde va el trabajo con los talleristas e incluso en este proceso de trabajo de dos meses no tendrán una conciencia clara de lo que busca, el proyecto lo ven como un proceso en constante construcción más que como una meta final. Esta incertidumbre en la definición clara de las necesidades del espacio se convierte en el motor del proceso de diseño.
Al no tener claro el tipo de investigación a realizarse y sabiendo que el espacio condiciona la actividad nos preocupa que el galpón prejuicie su desarrollo. Las formas ortogonales en planta inevitablemente tienen jerarquías en su uso. El círculo, por otro lado, ayuda a crear un ambiente neutro, sin jerarquías, donde el movimiento está condicionado lo menos posible por el espacio, beneficiando la experimentación.
Dentro del proyecto estaban previstas tres etapas en diferentes lugares: La investigación en Rukullacta, el desarrollo del taller en Atahualpa, y presentaciones de los resultados en distintas locaciones del país. La última variable de diseño surge sola, el espacio debía ser transportable, aprovechando así los escasos recursos y multiplicando su funcionalidad, el espacio de trabajo se transforma en espacio de presentaciones.
Respondiendo a la necesidad de transporte y fácil montaje, el diseño busca reducir los elementos rígidos a su mínima expresión. Un sistema a tensión con doce pilotes estructura el proyecto.
Influenciado por el teatro pobre de Lerzy Grotowski la propuesta tiende a minimizar los elementos adicionales con los que trabajan los investigadores, por lo que entendemos que el límite horizontal no tiene que ser transgredido, basta con una altura suficiente para trabajar, que actúe como difusor de la luz del sol y que sea de fácil transporte y montaje.
Por el contrario el límite vertical, debe maximizar la versatilidad del espacio y evitar prejuiciar la investigación. Se crea un límite difuso, austero y neutro como una barrera penetrable que pueda aislar - integrar el entorno dependiendo de los requerimientos. Cuando comienza el trabajo en sitio se descubre la necesidad que el espacio no sea envuelto en la totalidad de su perímetro, estar abierto al este es necesario, el sol es importante dentro del proceso. La flexibilidad del proyecto permite responder a este planteamiento sin por eso alterarlo.
El trabajar clientes y diseñadores sin prejuicios, permitió un acercamiento libre al proyecto, abrió las posibilidades que el espacio brindaba y aportó al todo, de manera que el espacio arquitectónico es incluido dentro de la propuesta metodológica como una variable importante dentro del proceso de investigación.