En los últimos años se ha instalado con fuerza el concepto de espacios colaborativos de trabajo. De acuerdo al Global Coworking Census del año 2013, en un total de 12 meses el crecimiento global de espacios de coworking llegó al 100%, totalizando 2498 Coworking spaces en todo el mundo. Hemos querido reflexionar sobre este tema intentando entender los cambios culturales que pudieron provocar el nacimiento de estas nuevas dinámicas de trabajo, buscando comprender las metodologías y cambios de paradigma en los procesos creativos y de mercado, e intentando identificar casos notables de espacios colaborativos que hoy responden a estas formas de trabajar. Para esta difícil empresa, hemos dedicado tres artículos que pretenden contestar tres simples preguntas acerca de el fenómeno de los espacios de trabajo colaborativo:
01_(Why) ¿Porqué se genera un cambio en los paradigmas de las dinámicas de trabajo tradicionales?
03_(What) ¿Cúales son las nuevas tipologías que reflejan y acogen estas formas contemporáneas de entender los espacios de trabajo?
01_Unresolved worked Dynamics (Why) (art.1/3)
01/01_El fin de los Buenos viejos tiempos
Eugenio Tironi, en su libro Apología de la Intuición, busca explicar a través de lúcidas reflexiones y teorías, cómo en Chile las autoridades civiles, religiosas, políticas y empresariales han perdido en la sociedad moderna el poder que alguna vez ostentaron en su calidad de “expertos” en una determinada materia. En un pasado -no tan lejano- las instituciones formales de El Estado, La Religión y La Empresa actuaban como portadores de la verdad absoluta y solían ser siempre respetadas, muy pocas veces cuestionadas por la sociedad civil en su conjunto. Tironi también nos avisa que esos buenos viejos tiempos ya quedaron atrás. El descredito actual de las instituciones que alguna vez guiaron la sociedad sugiere un cambio de paradigma:
Todo indica que entramos a una era que se rebela ante las certidumbres provistas por La Ciencia y los expertos, y que devuelve carta de ciudadanía a lo que Kahneman llama “pensamiento intuitivo”; ese proceso automático e inconsciente que permite hacer juicios y tomar desiciones en contextos de alta complejidad e incertidumbre. Este doble movimiento vuelve caducos muchos de los conceptos que teníamos incorporados acerca del funcionamiento de La Democracia, como también de otras muchas instituciones altamente dependientes de los expertos, como es el caso de La Empresa. Esto obliga a la conciliación y complementariedad de ideas que parecián antagonistas o estaban separadas unas de otras. Y fuerza a revisar, asimismo, la nocion que tenemos del liderazgo, sea de orden político, empresarial, gremial y hasta espiritual. [1]
Los fenomenos sociales de los últimos años que han sacudido la escena nacional y han levantado nuevas e insospechadas demandas (que aun incubandose por décadas, La Politica fue incacapaz de anticipar) reafirman este cambio dramático. Se ha generando así un quiebre con la autoridad, una falta de confianza en las instituciones, y una nueva “verdad ciudadana”, donde lo que yo siento o percibo tiene más valor que lo que un estudio o un análisis experto pueda afirmar.
En el contexto de las dinámicas de trabajo, la primera noción de este cambio cultural que hoy parece irreversible, se comenzó a manifestar ya en la década de los noventa, con la irrupción en la escena laboral de las ultimas camadas de la generación “X” (jovenes nacidos a principios de la década del 70) que llegaron a ocupar puestos de trabajo en la industria y las empresas con nociones y convicciones muy distintas a las de generaciones anteriores. Esta nueva fuerza de trabajo, se caracterizaba por poner poco valor en el hacer carrera, presentaban una alta movilidad laboral, baja disposición a sacrificar aspectos familiares y personales por el trabajo y una amplia tolerancia a la incertidumbre laboral. Estas características hicieron que por mucho tiempo se viera con preocupación esta nueva camada de profesionales y en el caso de Chile, referentes generacionales como Marcelo Chino Ríos con su famosa frase “no estoy ni ahí”, contribuyeron a configurar un escenario de aparente apatía y desinterés por las cosas importantes de la vida (importantes para esa sociedad, al menos)
Este fenómeno, sin embargo, tenía otra cara, más luminosa, más esperanzadora. Los mismos jovenes que “no estaban ni ahí” (con la politica, el trabajo, las intituciones), estaban a su vez muy ahí con otros aspectos de la vida, como la familia, la vida social, las relaciones, las redes, la exploración intuitiva y las nuevas oportunidades de ganarse la vida fuera de La Empresa y sin importarle mucho las reglas de El Mercado. Esto les otorgaba mayor adaptabilidad, una mejor lectura de los cambios por venir y una amplitud de nuevas posibilidades de negocios y emprendimientos. Fue así como paulatinamente, lo que alguna vez asomaba como debilidad se terminó valorando como fortaleza, y la misma generación de la cual se dudaba su capacidad de resistir en el mundo laboral, terminó siendo destacada por su habilidad de adaptarse a los nuevos tiempos, levantando un concepto que dominó la escena empresarial en el comienzo del nuevo milenio y convirtió lo que era un defecto en un valor imprescindible: La Resiliencia.
Este fenómeno social no fue fruto del azar, sino de la coincidencia de importantes cambios socioculturales que lo facilitaron (recuperación de la democracia, apertura de los mercados, globalización, etc.). Pero hubo uno que por su impacto y capacidad de modificar las conductas humanas alcanzó una importancia mayor: El desarrollo exponencial y explosivo de las tecnologías de la información y la comunicación.
“Dale, te espero acá en la oficina”
Hombre de treinta y pico, mientras se comía un shawarma en un puestito a la calle. [2]
Si bien la historia de la telefonía móvil se remonta tan atrás como la segunda guerra mundial, donde la necesidad de comunicaciones en los campos de batalla era imperiosa, no fue hasta la digitalización de las redes de comunicación, a principio de la década de los 90, que el teléfono celular comenzó la popularización que lo sitúa hoy por hoy, como una de las tecnologías mas influyentes y revolucionarias de la historia.
Ni el alto precio, poca portabilidad y bajo rendimiento de los primeros aparatos fueron traba para evitar que las personas visualizaran el increible potencial que aparato móvil de comunicaciones ofrecía. A partir de ese momento (y hasta el próximo gran salta tecnológico), la telefonía celular se sitúa como un emblema de una nueva sociedad hiperconectada, ultra informada y altamente movilizada. La masificación de internet en los aparatos móviles y el desarrollo paralelo e igualmente impresionante que tuvieron los computadores personales ha relativizado, e incluso minimizado la importancia de el espacio físico que por siglos definió los límites y las posibilidades de las dinámicas de trabajo: la oficina.
Así como la generación “X” se libera ideológica y culturalmente de los antiguos paradigmas laborales, la nueva generación “Y”, digitalizada e hiperconectada, puede ahora sacudirse de las limitaciones físico temporales. En palabras simples, hoy puede trabajar donde y cuando quiera, sin necesidad siquiera de salir de su casa. Y así de rápido la oficina perdió su sentido original. Porque ya no es necesario archivar físicamente documentos. No es necesario estar con una persona para comunicarse con ella. No hace falta entregar en persona informes y no pasa nada si no estoy en mi puesto de trabajo, porque en verdad, ya no necesito estar ahí.
Es en este nuevo escenario que se hace necesario por primera vez en muchas generaciones, una reflexión profunda y exploratoria acerca de la validez de las tipologías de trabajo tradicionales. De “¿Cuantos trabajadores puedo tener por m2? (para maximizar la producción)”, .la pregunta a resolver al diseñar una oficina ahora es otra: “¿Cómo mejoro la experiencia laboral? (para optimizar el rendimiento)”.
Y esa nueva pregunta, cambia todas las reglas del juego.
Primero, porque el foco de el problema se desplaza desde el espacio construido limitado, a la construcción de una experiencia.
Segundo, porque en la valorización de un espacio de oficina, la cantidades reemplazada porla calidad.
Esto revaloriza el espacio físico al reconocer y potenciar la capacidad del ambiente laboral de modificar el estado de ánimo de las personas.
01/03_Externalidades negativas de un cambio de paradigma
Convengamos una cosa: No es cómodo trabajar en un Starbucks. Hay pocos enchufes. Las mesas son redondas (la peor geometría para trabajar en un computador), cojean, son pequeñas y el riesgo de derramar el café sobre el notebook o el celular es particularmente alto. Por si fuera poco, no se trata de un lugar tranquilo y sereno, por el contrario, suelen haber largas colas esperando café y muchas distracciones visuales y auditivas. La privacidad es mínima y al ir al baño uno siempre duda entre cargar todas las pertenencias o confiar en el desconocido de turno en la mesa de al lado. Aún así, con 5.500 locales en 50 paises del mundo, Starbucks recibe diariamente a miles de personas que hacen de él, su lugar de trabajo.
In community building, the third place (or third space) is the social surroundings separate from the two usual social environments of home and the workplace. In his influential book The Great Good Place, Ray Oldenburg (1989, 1991) argues that third places are important for civil society, democracy, civic engagement, and establishing feelings of a sense of place.
Oldenburg calls one's "first place" the home and those that one lives with. The "second place" is the workplace — where people may actually spend most of their time. Third places, then, are "anchors" of community life and facilitate and foster broader, more creative interaction. All societies already have informal meeting places; what is new in modern times is the intentionality of seeking them out as vital to current societal needs. [3]
Hoy por hoy, hay muchos ejemplos de Third Places donde las dinamicas de trabajo se mezclan con las sociales. Basta con pensar en los lounge de aeropuertos, estaciones de servicio, restaurantes, etc. Pero, ¿porqué la gente prefiere trabajar incómoda en un lugar público? ¿Cual es la oferta de valor que hace que estas personas elijan estos lugares para trabajar, aun cuando las condiciones de seguridad, privacidad e incluso conectividad no son las ideales?
Es en la busqueda de esa oferta de valor, que la creación de Third Places dedicados al trabajo surgen por primera vez bajo el concepto de cowork. Al final, son las dinamicas de trabajo no resueltas, una externalidad negativa del cambio de paradigma, las que dan el espacio de oportunidad para el desarrollo de una nueva tipología de espacios de oficina.
2005: The official first "coworking space" has opened its door in San Francisco on August 9 by the programmer Brad Neuberg as reaction to"unsocial" business centers and the unproductive worklife at a homeoffice. Organized as a non-profit co-op, the space was hosted at Spiral Muse, a "home for well-being". The association offered five to eight desks two days a week, free wifi, along with shared lunches, meditation breaks, massages, bike tours, and a strict closing time of 5.45 pm. The coworking space closed after a year, and was replaced by the Hat Factory in 2006. [4]
Cristián Olivi _ Arquitecto/Socio Fundador JustPeople
[1] Tironi, Eugenio. “Apología de la Intuición” Ariel, 2014.
[2] La Gente Anda Diciendo. Proyecto artístico, Argentina 2014. Fragmentos de conversaciones que escuchamos por la calle. Frases sueltas, a veces inconclusas, casi siempre fuera de contexto. Twitter @gentediciendo
[3] Wikipedia. http://en.wikipedia.org/wiki/Third_place
[4] http://www.deskmag.com/en/the-history-of-coworking-spaces-in-a-timeline
* "The Transformation Of The Desk" es un video producido por bestreviews.com. Revisa el video original en el siguiente link.
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