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Arquitectos: Verne Arquitectura
- Área: 17 m²
- Año: 2014
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Fotografías:Javier Martín Pascual, Víctor Larripa Artieda
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto es una pequeña marquesina diseñada para mejorar el acceso peatonal de un Parking subterráneo, situado bajo la Plaza San Juan Bosco, en Pamplona. En origen, el acceso se encontraba descubierto, y constaba de unas escaleras acompañadas de viejas barandillas metálicas. El encargo, por lo tanto, consistió en la cubrición de tales escaleras; el presupuesto de ejecución, además, era muy reducido.
Recurrimos a una geometría simple y clara para resolver de un solo gesto todos los hándicaps de partida: un arco semicircular. Una forma que nos permitió configurar al mismo tiempo la estructura, el cerramiento y, también, solucionar todos los problemas derivados de la acumulación de aguas que surgían en otras opciones con cubierta plana. A partir de aquí, el proyecto se desarrolló mediante la elaboración más cuidadosa y certera de todos los detalles constructivos.
El arco se ejecutó en acero; y el mayor esfuerzo radicó en adaptar soluciones estándar a una curvatura tan amplia como es un radio de 3 metros: el ensamble de las dos piezas que forman el arco, el curvado de las correas interiores, o el ligero plegado en las faldas del arco para evacuar correctamente el agua, se ejecutaron en taller de manera magnífica. Los paramentos laterales se configuraron en vidrio; el arco, así, era un gesto único, transparente, que levitaba sobre un pequeño basamento de hormigón.
La iluminación artificial fue, también, otro aspecto fundamental en el trabajo. En el interior, la luz se extiende por toda la cara inferior del arco gracias a unos paneles translúcidos. Al mismo tiempo, un tira de LED, oculta en la terminación del perfil del arco, recorre todo el perímetro del mismo. Así, de noche, una línea de luz dibuja el arco cuando éste ya no se aprecia; como sí la luz fuera también capaz de hacer arquitectura.
En definitiva, se trata de un pequeño proyecto de arquitectura que no busca ser vistoso, ni llamar la atención recurriendo a formas o soluciones forzadas y caprichosas. Llegamos al resultado buscando soluciones lógicas; utilizando con seguridad el sentido común. El punto interesante surge cuando confirmamos que, trabajando en esta línea “responsable”, surgen los mejores proyectos. De esta manera, el arco, con su textura fría de metal, y su forma tan clara y reconocible, suave -sin quererlo- se ha convertido en el punto de referencia de la plaza. Ha cambiado el carácter de la misma: los niños juegan a su alrededor, las personas mayores entran y salen, o lo contemplan desde los bancos. El arco nos transporta a un mundo más alegre.