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Arquitectos: José Luis Sainz-Pardo, Miguel Ángel Chaves, Plácido González; José Luis Sainz-Pardo, Plácido González, Miguel Ángel Chaves
- Área: 1210 m²
- Año: 2010
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Fotografías:Jesús Granada
Small actions, big effects: confiando en el efecto máximo para actuaciones mínimas, el cambio en las dinámicas sociales de los barrios de periferia resulta una exploración en los límites de lo posible para la disciplina arquitectónica.
La implicación de la Universidad Pablo de Olavide en la regeneración de una de las áreas urbanas más degradadas del país, las Tres Mil Viviendas de Sevilla, puede parecer a primera vista una empresa osada. Más aún considerando el emplazamiento elegido para la residencia universitaria Flora Tristán: lindando con la conflictiva barriada Martínez Montañés, el proyecto de adecuación de los locales de planta baja del edificio para su uso como centro docente abierto al entorno se torna especialmente comprometido.
La intervención se realiza en el edificio preexistente, de viviendas en alquiler para estudiantes gestionadas por la Universidad. La zona de intervención es un garaje en planta baja, un espacio muy alargado que podía buscar luz en uno de los lados, la fachada oeste a la calle, mientras que el desarrollo longitudinal interior quedaba condicionado por la falta de luz y ventilación, al lindar con el fondo de los portales de acceso a las viviendas y los locales comerciales del edificio.
La calle se introduce en el edificio, convirtiéndolo en un nuevo espacio público. Una piel ondulante de policarbonato retroiluminado crea la nueva fachada de la residencia, que invierte sus accesos principales para volcarlos hacia el nuevo adarve, una nueva plaza cubierta y por extensión, al barrio. Salas de lectura, espacios expositivos, aulas, se ofrecen tanto a los estudiantes como a los vecinos, buscando potenciar desde la Universidad la interacción cívica con el entorno.
Este nuevo espacio, intermedio entre el interior y el exterior, se ilumina a través de tres nuevos patios, abiertos a partir de la demolición de los forjados que interrumpían la conexión de la planta baja del edificio existente con el exterior. En el nuevo espacio resultante, corre el aire y cae la lluvia, acentuando su carácter de prolongación de la calle.
Sobre este espacio ahuecado, se introducen dos piezas que organizan el proyecto:
- Un salón de actos realizado sobre la rampa de garaje existente, ejecutado sobre un nuevo forjado inclinado, y que remata un extremo de la actuación,
- Una pieza central con piel de vidrio, que genera dos ámbitos exteriores; el de usos internos y el de usos públicos. En esta pieza se introduce un muro serpenteante continuo, que produce la distribución interior.
La envolvente de policarbonato se eleva en la zona de patios a lo largo de todas las plantas del edificio, integrándolos efectivamente en la nueva fachada de la Residencia Flora Tristán hacia el barrio.
¿Ingenuidad? Nos gusta recordar la historia de Joseph Beuys y el coyote: I like America and America likes me. La intervención busca un acercamiento al barrio respetando su identidad, ofreciéndose con generosidad para un entendimiento mutuo. Acciones pequeñas para grandes efectos: más que nunca, y recordando a Beuys, la arquitectura queda reducida a la sencillez de una manta y un bastón.