Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ubicada en un enclave de gran belleza y valor paisajístico, frente al mar Mediterráneo, entre el Portixol y Cala Blanca, la casa Sardinera descansa en la cima de una ladera, flanqueada por una lengua de tierra que desemboca en el mar, sobre una cala de agua turquesa.
La vivienda se orienta a levante-poniente para garantizar el aprovechamiento de las corrientes naturales de aire y el soleamiento. La fachada este se protege mediante unos grandes voladizos, mientras que la fachada oeste cuenta con un cerramiento formado por unas lamas motorizadas orientables y regulables, que protegen en verano del soleamiento permitiendo el paso de las brisas, en invierno se abren captando el sol.
En las grandes superficies acristaladas se ha dispuesto un vidrio de doble cámara con aislamiento térmico y acústico con control solar. Además, la vivienda presenta una envolvente de diez centímetros de poliestireno extruido de alta densidad, que garantiza un elevado aislamiento térmico.
Bajo la piscina exterior se ha dispuesto un aljibe de 100.000 litros, donde se direccionan las aguas pluviales que, posteriormente se utilizan para el riego. La vegetación tapizante del jardín se riega mediante exudación. Las especies utilizadas en el ajardinamiento son autóctonas proporcionando un alto nivel de integración en el entorno y un comportamiento racional de las especies, con un consumo de agua y recursos coherente y controlado.
Toda la casa se controla mediante un sistema de gestión de domótica, desde la climatización, iluminación, riego, de forma que se gestiona el consumo de energía de la vivienda de forma óptima.
Una casa, dos caras
La casa ofrece una imagen contrapuesta en sus dos fachadas longitudinales. La de acceso, más hermética y opaca, se protege mediante un sistema de lamas orientables y motorizadas de madera de accoya blanqueada. A la vez que se protege del soleamiento, se veta la visibilidad desde la calle.
Sin embargo, la fachada este es mucho más permeable y transparente. Los planos verticales de hormigón se cierran mediante grandes paños de vidrio, que quedan resguardados gracias a los voladizos y a unas sinuosas cortinas textiles que aportan carácter mediterráneo y etéreo.
Carácter Tectónico.
Casa Sardinera tiene un fuerte carácter tectónico gracias a la expresividad de los materiales empleados. Se ha conseguido que las texturas del hormigón blanco entablillado y de la madera blanqueada se asemejen tanto que en ocasiones llegan a mimetizarse.