En sus artículos para ArchSmarter, Michael Kilkelly generalmente elogia el valor de las computadoras y la automatización, una perspectiva a veces polémica, con muchos seguidores de ambos lados. En particular, su post anterior ("5 razones por las que los arquitectos deberían saber programar") provocó una intensa discusión en nuestro sitio. Pero ¿cuál es el valor de esta automatización? En este post, publicado originalmente en ArchSmarter, expande su visión relacionada con la utilidad de las computadoras - y más importante aún, con lo que las computadoras no pueden hacer.
Escribo mucho sobre tecnología digital y automatización aquí en ArchSmarter, pero profundamente, le tengo especial cariño a todas las cosas analógicas. Todavía construyo maquetas físicas. Llevo un cuaderno Moleskine conmigo a todos lados. También compré recientemente un tocadiscos Crosley.
Puedo escuchar la música que quiera a través de Spotify. El mundo de la música está literalmente a mi alcance. Reproducir discos no ha cambiado lo que escucho, pero sí ha cambiado la forma en que escucho música. Hay más fricción involucrada con los discos. Tengo que poseer físicamente el disco y tengo que ponerlo manualmente en el plato giratorio. Es un acto deliberado que requiere mucho más esfuerzo que simplemente seleccionar una lista de reproducción en Spotify. Y es mucho más divertido.
Esta división entre lo físico y lo digital estuvo mucho en mi mente mientras leía el nuevo libro de Nicholas Carr, "The Glass Cage: Automation and Us". La premisa de Carr es que mientras que la tecnología digital nos da mucho en términos de eficiencia y conveniencia, nos quita aún más. El uso creciente de la automatización nos está distanciando de nuestra característica esencial de seres humanos; el vínculo entre nuestras manos y nuestras mentes. Como dice Carr, "La automatización debilita el vínculo entre la herramienta y el usuario no porque los sistemas controlados por computadora son complejos, sino porque requieren tan poco de nosotros."
¿Entonces son las computadoras malas para la arquitectura? Carr dedica todo un capítulo del libro a esta pregunta. No hay duda de que las computadoras se han vuelto esenciales para la práctica de la arquitectura. El software BIM y CAD ha hecho más eficientes a las empresas y ha acelerado el proceso de documentación de una obra. No creo que nadie quiera volver a los días de dibujo a mano y máquinas de amoniaco.
Sin embargo, ¿qué sucede cuando damos un mayor control del proceso de diseño a la computadora? Carr afirma que "... la misma velocidad y exactitud de la máquina pueden acortar el proceso complicado y laborioso de exploración que da lugar a los diseños más inspirados y significativos." Acaso ajustar los parámetros de un modelo 3D proporciona el mismo tipo de diálogo con un diseño como dibujar o construir una maqueta? Carr referencia al académico británico de diseño Nigel Cross quien afirma que "el croquis permite la exploración del problema del espacio y la solución del espacio para poder proceder juntos". Pensar el problema y la solución al mismo tiempo está íntimamente ligado al medio que se está utilizando.
Contraste el diseño a mano con el diseño en la computadora con un modelo paramétrico. Un enfoque paramétrico funciona cuando el problema se entiende bien. La relación entre la forma y los parámetros aumenta en complejidad a medida que se desarrolla el modelo. La reconstrucción de un modelo para dar cuenta de las relaciones recién descubiertas lleva tiempo. En las primeras etapas de diseño, sin embargo, el problema que se está resolviendo a menudo está libremente formado y no siempre se entiende. Se aprende lo que se está tratando de resolver mientras se está resolviendo. Como tal, uno tiene que moverse e iterar rápidamente. Es necesario trabajar de manera abstracta. La precisión exigida por la computadora no siempre es propicia para este tipo de trabajo.
Con esto en mente, es interesante ver la primera incursión de Google en el espacio AEC con Flux. Google quiere llevar el modelo paramétrico aún más lejos y eliminar al diseñador de la ecuación. Flux es el intento de Google para mejorar la eficiencia del sector de la construcción y reducir la brecha entre la oferta y la demanda proyectada para la nueva construcción en los próximos 40 años. En esencia, Flux pretende agregar datos de múltiples fuentes para proporcionar un enfoque al diseño de edificios basado en las limitaciones. Con el primer producto de Flux, Metro, se puede visualizar fácilmente los reglamentos de zonificación en una interfaz amigable para los desarrolladores. Sin embargo, sus ambiciones son mucho mayores. Planean encapsular el diseño de un edificio en una "semilla" algorítmica que pueda responder a las condiciones locales y en consecuencia ajustarse automáticamente. El mismo diseño se puede replicar miles de veces. Puedes leer más sobre lo que significa Flux para la industria AEC en estos artículos de Randy Duetsch y Josh Lobel.
Estoy a favor de la incorporación de más datos en el proceso de diseño. Sin embargo, ¿en qué punto la máquina y los datos toman el control del proceso de diseño? Cuando el proceso está optimizado para optimizar, ¿quién gana realmente? ¿Tenemos mejores edificios, mejores ciudades y pueblos cuando un algoritmo determina la forma más eficiente? Como Carr advierte en "La jaula de cristal", el peligro es que los diseñadores y arquitectos ". . . correrán por el camino de menor resistencia, a pesar de que un poco de resistencia, un poco de fricción, podría haber sacado lo mejor de ellos".
Al igual que mi nuevo tocadiscos ha añadido fricción muy bienvenida en cómo escucho música, creo en mantener la fricción en el proceso de diseño. Crea tiempo para la reflexión y el pensamiento. Dicho esto, soy un firme defensor de la automatización cuando elimina trabajo tedioso y de bajo valor de nuestro día de trabajo. No hay nada que ganar con la renumeración de hojas en un archivo de Revit, por ejemplo. El trabajo de pensar, las cosas buenas, deben permanecer dentro de la competencia de los profesionales.
El diseño es una actividad fundamental que no puede ser reducida a un algoritmo, o si es (al estilo de Google Flux), no debería. Es una tarea demasiado importante para dejar a las máquinas. Como Carr afirma en "The Glass Cage", "Cuando la automatización nos aleja de nuestro trabajo, cuando se pone entre nosotros y el mundo, borra el arte de nuestras vidas". Creo que todos podríamos beneficiarnos de un poco más del arte.