En un reciente artículo publicado por The Architectural Review bajo el nombre 'Venezuelan urban acupuncture: Spaces of Peace by PICO Estudio' Nicolás Valencia nos habla de cómo una generación joven de arquitectos venezolanos se enfrenta a los desafíos más prácticos de la arquitectura en medio de un ambiente local enrarecido y confrontacional, debido a un "explosivo cóctel de un gobierno revolucionario, clases sociales enfrentadas y una grave crisis inflacionaria", según el autor.
Esto no ha disuadido el surgimiento de colectivos jóvenes que apuestan por un trabajo participativo, el autoencargo y sobre todo, proyectos con un enfoque social. Tal como es el caso de "PICO Estudio, una oficina que coordinada con la Comisión Presidencial del Movimiento por la Paz y la Vida, desde 2014 desarrolla Espacios de Paz, un ambicioso ejercicio de acupuntura urbana y diseño participativo en ocho ciudades venezolanas". Según explica Valencia, "durante cinco semanas, veinte colectivos latinoamericanos reflexionan, diseñan y construyen equipamiento público en barrios prisioneros de la pobreza, la violencia y la deserción laboral/académica".
Para el autor, en PICO Estudio la construcción es vista como una excusa, pues el foco de estas intervenciones está en las comunidades, crear confianzas, crear conciencia y formar ciudadanos. Y más temprano que tarde, esperan que el arquitecto “desaparezca”, como postula Marcos Coronel en una cita recogida por el artículo: “queremos que este tipo de intervenciones dependa en menor medida de los profesionales que puedan trabajar y la comunidad cuente con todas las herramientas e instrumentos metodológicos para sacar adelante sus propios procesos de manera autónoma y autogestionada”.
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