A algunos años de la aparición del Art Deco en México, precisamente en la capital del país, donde las primeras exhibiciones de esta nueva forma de resolver arquitectura se presentaban en la república, Francisco Serrano propone uno de los que serán los edificios más emblemáticos de esta época: El Edificio Basurto. Ubicado en Av. México no. 187, en un punto privilegiado entre el Parque México y la Plaza Popocatépetl, forma parte del Hipódromo de la Condesa que, junto a la colonia de Polanco, es donde la obra del arquitecto Francisco Serrano está presente en los recorridos diarios para quienes frecuentan estas zonas.
Dentro de sus trabajos más significativos se encuentran sin lugar a duda sus proyectos residenciales de departamentos, si bien en cada una de sus edificaciones la honestidad entre forma y función son identificables, gracias a la escala de edificios como el Basurto, las soluciones formales cobran un peso importante en el carácter de la edificación. El trabajo de Serrano se caracteriza por la conciencia y atención que tenía con respecto a la solución funcional de espacios, la combinación de rectas y curvas para dar servicio a las necesidades del usuario, y la relación que mantuvieran con el medio los espacios interiores; la vista, iluminación y ventilación natural son claves en sus propuestas.
Dentro de esta lógica nace el Edificio Basurto, una edificación de catorce niveles emplazada en lo que algún día fue el jardín de la casa del señor Basurto, un predio de dimensiones irregulares con un frente más estrecho que el fondo. En respuesta a la solicitud del propietario, el arquitecto Serrano, coherente con su preocupación con las relaciones al exterior, propuso una planta en forma de cruz derivada del análisis de orientación del edificio. Con la posibilidad de abrirse a orientaciones múltiples, gracias a su geometría, la edificación tiene relación directa con el noreste, sureste, suroeste y noroeste, asegurando así la posibilidad de asoleamiento durante todo el año.
En los cuarentas, un edificio de catorce niveles no era habitual, entonces la construcción de concreto armado tuvo que someterse a pruebas sísmicas con parámetros parecidos a los que se tomaban para pruebas en Japón. Cada uno de los niveles tiene cuatro departamentos a excepción de la planta baja que se reservó para comercios, estacionamiento y la escalinata de acceso. Así quedó una recepción de 10 por 10 metros en la intersección central de la cruz que forma la planta, con una altura que abarca la de todos los niveles superiores y dejando pasillos de acceso a cada nivel solo en tres lados.
La escalera helicoidal, elemento característico del proyecto, le permite al visitante experimentar la sensación de recorrer un espacio de tránsito lleno de variables en cuanto a alturas y percepción del espacio. Además, al centro del vestíbulo donde inicia la escalera, se encuentra una fuente escultórica, que acompañada de otros elementos decorativos, acabados en madera y un elegante elevador, comienza a asentar un espacio de excelente calidad que busca replicar en los interiores de los departamentos; bien iluminados, honestos con el exterior y con servicios integrados.
La fachada principal del edificio, hoy enmarcada por árboles que sirven como introducción al Parque México, es evidencia de las tendencias arquitectónicas de Francisco Serrano. La combinación entre curvas y rectas en función de la utilidad del edificio, combinada con la acentuación en los elementos horizontales de la fachada, lograron conciliar la escala del imponente edificio con la calle que le da lugar.
El Edificio Basurto es considerada como una de las más importantes entre la gran variedad de obra que tiene el arquitecto Francisco Serrano en el país, además marca una pauta entre periodos de trabajo del arquitecto, de alguna manera le da luto a las formas orgánicas para dar espacio a las rectas que más tarde caracterizarán sus edificios mas recientes.
Hoy en día, si se ha recorrido la Ciudad de México es difícil decir que no se ha tenido contacto alguno con la obra de Serrano, abundante y de gran peso en el país. Sus construcciones de concreto armado y ladrillo, recubiertas usualmente de yeso, granito, mármoles y variedades impresionantes de azulejos, han sabido moldear algunos recorridos de la ciudad. Sus espacios, de entrada herméticos cuando se viven desde el exterior, y de una gran honestidad y apertura una vez que se les experimenta desde dentro, son referentes coloquiales para quien disfruta caminar y vivir el Distrito Federal a nivel de calle y a ritmo de peatón, el Edificio Basurto, como muchos otros de Serrano, es de los edificios que hacen levantar la vista con el deseo de recorrerlos en vez de pasarlos de largo.
Referencias:
González Franco, L. (1998). Francisco J. Serrano, Ingeniero Civil y Arquitecto. (1998 ed., pp. 81-135). Ciudad de México, México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Construcción Mexicana, no 265 'Entrevista con el Ingeniero Civil y Arquitecto Francisco J. Serrano. p. 44-46