Durante la elaboración de un nuevo plan urbano para Abbotsford (Canadá), el diseñador y urbanista Brent Toderian, quien fue jefe de planificación de Vancouver y asesor de los municipios de Copenhague, Oslo, Helsinki, Rotterdam, Sydney, Medellín, Ottawa y Nueva York, ideó diez consejos para tener en cuenta al momento de trabajar en uno de estos documentos.
Las ideas surgieron a partir de una presentación que hizo para el personal municipal de Abbotsford y que considera interesantes de debatir en la planificación de un plan urbano, pero que no necesariamente están pensadas para ser implementadas de manera automática en cualquier ciudad.
Revísalas después del salto.
1. Crea un plan para mañana, no para ayer ni para hoy.
Las conversaciones que se realizan para decidir sobre ciertos puntos de un plan pueden ser neutralizadas si se enfocan desde lo que parece posible hacer para hoy o para lo que la comunidad se cree que está preparada.
Sin embargo, Toderian aclara que cuando esto ocurre en un plan que es para el futuro, no hay que centrar toda la conversación en el presente o en el pasado, porque hay que priorizar los siguientes retos, las necesidades y las oportunidades según el contexto actual.
2. Planificar para los resultados en lugar de los plazos.
La mayoría de los planes están pensados para implementarse en una cierta cantidad de años, que pueden ser 10, 20, 30 años o más, un período que comúnmente es justificado de acuerdo a las estimaciones de población. No obstante, estos números pasan a ser una proyección y no objetivos, según Toderian.
Es por esto que recomienda planificar una ciudad en relación a un nivel de población específico, independiente del tiempo que le tome a la ciudad alcanzar esta cantidad de habitantes. De esta manera, se vuelve más importante la naturaleza del crecimiento que la velocidad del mismo.
3. Habla y escribe. ¡No seas aburrido!
Esta idea de Toderian surge al darse cuenta que muchas veces los planificadores no se acercan de la manera más adecuada a los ciudadanos porque tienden a usar un lenguaje muy burocrático y técnico que los vuelve más lejanos. Entonces, sobre esto, propone generar un “compromiso atractivo” mediante actividades en las que los habitantes puedan participar y no simplemente escuchar una presentación.
4. Reconoce qué parte de tu plan es una consolidación, un ajuste o una reformulación.
Cuando a Toderian le presentan un plan sobre el que sus encargados creen que es bastante bueno, pero que solo necesita una consolidación o que es necesario reemplazar el plan actual por uno nuevo sin considerar el inicial, considera que ambos están equivocados.
Esto porque plantea que cada decisión respecto a cómo se va a encaminar una ciudad requiere de consolidación, ajustes y reformulaciones, ya que “el arte está en la organización” de estas tres categorías de trabajo.
5. No hagas que los lectores jueguen a “¿Dónde está Wally?” con las grandes ideas de tu plan. Ponlas por adelantado.
En cada plan es posible que las ideas más poderosas o declaraciones referentes a una política tiendan a quedar ocultas entre otra información. Acerca de éstas, Toderian dice que casi pareciera que los mismos planificadores las quisieran ocultar cuando, muchas veces, son las que tienen el potencial de cambiar significativamente una ciudad.
Respecto a esto, cree que es necesario cambiar el enfoque con que se presentan, poniéndolas por adelantado al dejarlas como títulos de cada capítulo del plan para que éste sea un desarrollo de las primeras.
6. Tener confianza para diseñar un plan con flexibilidad, claridad, sabiduría y experiencia para saber a qué hay que darle prioridad.
La disyuntiva que puede haber entre la flexibilidad y la claridad al momento de armar un plan urbano es lo que Toderian justifica que no hay que elegir uno por sobre otro, ya que se necesita de los dos atributos, solo que la aplicación de cada uno dependerá de la idea en cuestión. Esto porque un plan a lo largo de su gestación necesita incluir nuevas ideas si es que son un aporte y éstas deben otorgar claridad al proceso.
7. Enfatizar en seguir adelante en cada paso, política y decisión.
Según el urbanista, muchos planes urbanos le dan muy poca importancia a la implementación y el seguimiento en relación a los temas de mantenimientos y operaciones.
Para que esto cambie, Toderian considera que es necesario hacer cambios en la cultura organizacional, tener voluntad política para aplicar los cambios y, por sobre todo, que el plan tenga un apartado que indique como “hacerlo real o que funcione” para que tenga una autorregulación.
8. No seas tímido al poner adelante las necesidades y decisiones difíciles de la ciudad. Haz el cálculo del costo real de las cosas.
Al involucrar la participación ciudadana en un primer plan urbano, no hay que partir indicando que la ciudad tomó uno decisión ni tampoco que se está comenzando a trabajar con una hoja en blanco, según Toderian, porque tanto las autoridades como los habitantes poseen la experiencia de los costos y las consecuencias de las decisiones que ya se han tomado.
Por esto, el urbanista plantea que en el plan se deben dejar en claro cuáles son los costos de los cambios que se quieren implementar al tratarse de temas nuevos sobre crecimiento y desarrollo.
9. Se audaz y no le temas al riesgo del “fracaso competente”. Empodera a tu equipo a ser claro, creativo y rápido.
Al momento de idear un plan, es probable que las decisiones varíen entre apostar a una opción segura o correr un riesgo. De acuerdo a Toderian, quien en este punto cita al consultor británico en temas urbanos, Charles Landry, postula que hay una gran diferencia entre “riesgo competente” e “insuficiencia incompetente”.
En este sentido, afirma que las ciudades con planes urbanos exitosos tomaron riesgos competentes a partir de la audacia respecto a los cambios que requieren un cambio de paradigma y acción.
10. Cataliza el poder de tu plan porque puede cambiar el juego.
Hay ciudades que ven los planes urbanos como una oportunidad para mejorar la política, mientras que hay otras que piensan en grande y no desperdician esta instancia, según Toderian.
Acerca de éstas últimas, el urbanista explica que estas ciudades son aquellas que buscan un cambio profundo desde la política y abordando diversos temas para cambiar la dirección de cómo se toman las decisiones en la cultura creativa, el consejo, el personal municipal y las vías para llegar a los habitantes. Así es como afirma que “en resumen, no es un momento para desperdiciar”.