En 1957 se entregó la nueva terminal aérea de Medellín (Colombia) encargada al arquitecto Elías Zapata, un joven vanguardista para su época y su ciudad, que con la idea de construir una arquitectura expresiva y que comunicara a los pasajeros la experiencia de viajar, logró materializar un edificio de líneas aerodinámicas y libres, que hacen referencia a las nubes y a la forma de los aviones.
El aeropuerto se ubica en el centro del Valle de Aburrá, en el sector conocido como Guayabal. Con un edificio de 16.500 m2 y una pista de 45 metros de ancho por 2.508 metros de longitud, el complejo fue reconocido como Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural en octubre de 1995, reafirmando su valor histórico y su relevancia arquitectónica para la memoria de la ciudad y de la nación colombiana.
La historia se remonta a los años treinta: en medio de las dinámicas de la creciente ciudad industrial, se hizo necesario ampliar las fronteras tanto de la ciudad como del departamento de Antioquia. La urgencia de nuevas vías de comunicación y transporte era latente, pues el Ferrocarril de Antioquia y las rutas navegables por el río Magdalena ya no eran suficientes. Para viajar de Medellín hasta cualquier parte del mundo se debía tomar un tren hasta Puerto Berrío y luego un avión hasta Barranquilla, desde donde salían las rutas aéreas al exterior del país.
El antioqueño Gonzalo Mejía -líder cívico que luchó por vincular al departamento los avances en materia de vías de comunicación y medios de transporte que habían logrado los llamados países desarrollados- sostenía la idea de que para estar a la par de otras capitales industriales era necesario romper el aislamiento que la abrupta geografía montañosa imponía a Medellín y conectar la ciudad con el mundo, a través del aire. Este fue el origen del llamado "Aeropuerto de Las Playas", con una pequeña pista y unas instalaciones básicas para la operación, donde logró aterrizar el primer avión, en julio de 1932.
En los años cuarenta creció la demanda para servicios de transporte de pasajeros y carga, y nuevamente gracias a una gestión realizada por Gonzalo Mejía, en 1944 se inició la construcción de un nuevo aeropuerto bajo el nombre de Olaya Herrera, en honor al expresidente colombiano. Si bien la ampliación de la pista finalizó en 1947, el diseño y la construcción del edificio se tardó diez años más.
El encargado de la obra fue Elías Zapata, arquitecto de la Universidad Pontificia Bolivariana y reconocido artista y pintor. Un hombre de mirada holística, gran admirador de Le Corbusier e interesado profundamente en la obra de los brasileños Oscar Niemeyer y Lucio Costa. Lo cautivaban las posibilidades plásticas y el uso innovador del hormigón para las construcciones de gran tamaño.
El aeropuerto se puede dividir en tres partes fundamentales que concuerdan con la dinámica del viaje: la llegada y el chequeo de pasajeros, la espera para el abordaje y finalmente la partida del avión.
"El aeropuerto fue concebido en función del rito: despedir a alguien o recibir al viajero que llega son momentos importantes que el edificio propicia con las terrazas para la observación de los aviones y los pasajeros en la pista dentro de una trama con jardines de corte moderno. Se trataba de crear un lugar para estar, para que el grupo familiar permaneciera de manera grata en el rito de despedida o bienvenida".
- Mauricio Gaviría Restrepo. "Arquitectura Moderna en Medellín 1947-1970" / Editorial Universidad Nacional De Colombia, 2010.
La fachada principal del edificio se abre hacia el este, mientras que sobre la vía curva de acceso se extienden las marquesinas adosadas al cuerpo principal, protegiendo a pasajeros y vehículos en la llegada y la salida. Al interior de este gran cuerpo de lenguaje curvilíneo y aerodinámico se despliega el gran hall interior con una gran fila de mostradores de las aerolíneas. En segundo lugar, y marcadas por una rectilínea geometría, se encuentran las zonas de las salas de espera, con locales comerciales, servicios de apoyo y el área administrativa, alternadas a lo largo del recorrido entre volúmenes a doble altura y triple altura con vacíos interiores y tragaluces cenitales.
Por último, las terrazas exteriores dan hacia la pista de aterrizaje, que en su conjunto forman una trama ortogonal de terrazas de libre acceso conectadas a través de un corredor con suave pendiente, permitiendo la observación de los aviones y los viajeros en la pista e invitan a la libre permanencia de los espectadores alternando el recorrido con jardines al mejor estilo de Burle Marx en Brasilia.
El uso de materiales poco convencionales y las cáscaras en concreto con vigas curvilíneas para las cubiertas, demuestran el interés del arquitecto por la técnica, idea que para él no debía ser contraria a la idea de vida, y la posibilidad de que ésta se desarrollara libremente en los espacios que construía. Exploró también el uso de nuevos recursos para el manejo de la penumbra y la luz, encontrando diferentes maneras de filtrarla a través de las cubiertas.
Los jardines y terrazas diseñadas en relación con la pista y la relación general que establece el edificio con el sistema de circulación de la ciudad adoptando la forma curva de la vía, privilegiando el acceso del automóvil, demuestran la afinidad de Zapata con las ideas de la ciudad moderna y el Plan Piloto para Medellín de Wiener y Sert.
Éste es el resultado de una búsqueda latente en las ciudades colombianas de la época, donde la arquitectura pública adoptaba un nuevo lenguaje y cada edificio con su respectivo papel pretendía ocupar un lugar importante dentro de la línea de perfil urbana. Actualmente el aeropuerto Olaya Herrera ocupa el segundo lugar en número de operaciones en el país, con 230 operaciones y alrededor de 3200 pasajeros por día.
Referencias:
Libro: "Arquitectura moderna en Medellin: 1930-1960" / © Editorial MAMM, 1991.
Libro: "Arquitectura Moderna en Medellín 1947-1970" / © Editorial Universidad Nacional De Colombia, 2010.
Página oficial: Aeropuerto Olaya Herrera / Reseña histórica.
Biografías: Biblioteca Virtual del Banco de la República / Gonzalo Mejía / Luis Fernando Molina.
Artículo: "Arquitectura colombiana en el siglo XX: edificaciones en busca de ciudad"/ Revista Credencial / Alberto Saldarriaga.