La urbanización se está desarrollando a un acelerado ritmo que ha hecho que sea considerado como un proceso sin precedentes en la historia. Al respecto, las Naciones Unidas (ONU) señaló en 2013 que esta velocidad es una amenaza para el desarrollo sostenible que pone en jaque la capacidad de las ciudades para satisfacer las demandas de recursos y servicios de la población, la que a nivel global se estima que en 2030 llegará a los 8.500 millones de personas, de los cuales un 60% vivirá en centros urbanos.
Por esta razón, la ONU guió la elaboración de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que fue adoptada la semana pasada en la Cumbre del organismo, y que tiene 17 objetivos enfocados a orientar cómo deben ser los programas ambientales, de bienestar, económicos y sociales durante los próximos 15 años.
A partir de este documento, la ingeniera y profesora de Medio Ambiente Urbano y Ecología Humana de la Universidad Nacional de Australia, Xuemei Bai, dedicada a investigar sobre análisis urbano y desarrollo, resiliencia, sostenibilidad y uso de suelo, elaboró 10 ideas para tener ciudades más habitables en 2030.
A continuación te contamos cuáles son y de qué se tratan.
La habitabilidad urbana es un tema que para Bai consiste en que las ciudades logren tener bajas emisiones contaminantes, promuevan la inclusión social, posean sistemas integrados de transporte y que sean seguras y resilientes, es decir, la capacidad de las ciudades para sobreponerse a las catástrofes.
Sin embargo, el actual ritmo de urbanización, que equivale a que cada cinco días se construya una nueva ciudad para 1 millón de habitantes, Bai plantea que es necesario verlo como una oportunidad para desarrollar ciudades que cumplan con lo anterior para que sean prósperas, un punto en el que se podría avanzar si se adoptan las siguientes ideas:
1. Empoderar a las ciudades
Las estrategias de los planes de diversa índole, muchas veces están pensadas para que sean implementadas a nivel nacional e internacional, por lo que las ciudades pueden quedar en un segundo plano o simplemente no ser consideradas.
Es por esto que Bai propone que se debe partir por empoderar a las ciudades a través del reconocimiento de su rol en los procesos políticos y dándoles mayor capacidad económica según sus responsabilidades.
Luego, es posible desafiar a las ciudades para que adopten los objetivos, colaboren y compitan para alcanzarlos.
2. Apoyo a nivel nacional
“Tener un lugar en la estructura institucional del gobierno nacional es esencial”. Así es como Bai considera que se debe posicionar a las ciudades internamente para que puedan recibir el apoyo necesario de distintas estructuras y aprovechar su potencial ambiental, económico y social. Además, de esta manera es posible que los problemas urbanos no sean únicamente abordados por los gobiernos locales.
3. Integrar nuevos inmigrantes y otras poblaciones vulnerables en la trama urbana
Uno de los principales factores de la urbanización es la migración desde los campos a las ciudades debido a las ofertas laborales. Esta situación trae consigo que muchos trabajadores opten por trasladarse hasta los centros urbanos, sin importar que no cuenten con algún mecanismo de protección de salud ni de seguridad.
De acuerdo a Bai, esto conlleva a que muchas veces los trabajadores sean discriminados en términos burocráticos porque quedan fuera del sistema. Por esta razón, la académica plantea que es necesario que las ciudades enfrenten la urbanización con un enfoque que permita desarrollar una gobernanza participativa y promocionar un sentido de pertenencia.
4. Más allá de los límites de la ciudad
Una vez empoderadas y con apoyo nacional, las ciudades deben considerar que no están solas en la estructura institucional y que por lo mismo deben trabajar según el contexto y las interacciones regionales y mundiales.
5. Coordinación de visión a largo plazo
De acuerdo a la académica, las metas demasiado ambiciosas para el desarrollo de las ciudades dan lugar a infraestructura innecesaria y a que los recursos sean mal utilizados. Para evitar esto, propone que la visión que debe primar en el desarrollo urbano debe ser coordinada entre los distintos organismos encargados de hacer ciudad y pensando en el largo plazo.
6. Preparación para futuros riesgos
Los riesgos para los que las ciudades deben estar preparadas no radican únicamente en el cambio climático, sino que también en problemáticas internas que pueden ser ocasionadas por las condiciones geográficas.
Un ejemplo sobre esto al que Bai hace referencia es el hecho que muchas ciudades están levantadas sobre los deltas que corresponden a los sedimentos fluviales. No obstante, algunos deltas se están hundiendo, ya sea por la concentración de edificios o por la extracción de depósitos.
7. Implementación y rendición de cuentas
La contaminación del aire y del agua son problemáticas sobre las que Bai señala que, entre otros factores, se generan en ciertas ciudades que ponen en primer lugar el desarrollo económico y, en segundo, la calidad del medioambiente. También están aquellas ciudades en donde los funcionarios han sido sobornados.
Para enfrentar ambos casos, la ingeniero plantea que es necesario establecer políticas tanto de regulación ambiental como de corrupción.
8. Más ciencia en la planificación y toma de decisiones
Establecer una estrecha colaboración entre la ciencia y las políticas urbanas puede ayudar a las ciudades a tener mayores antecedentes sobre cómo va a impactar a toda una ciudad la modificación de uno de sus sistema. Por ejemplo, las decisiones que se toman sobre el transporte terminan por impactar otras áreas vinculadas a la energía, la industria, la salud, la vivienda, etc.
9. Cultivar la innovación cultural
Para Bai, las ciudades son “centros de rápida innovación cultural”, una afirmación que sostiene en que la evidencia histórica demuestra que los cambios culturales ocurren en las urbes. Por esta razón, aconseja considerar las experiencias y prácticas que aquí surjan sobre sustentabilidad.
10. Facilitar el aprendizaje de ciudad a ciudad
Crear instancias de aprendizaje bidireccional es una oportunidad que puede ser promovida no solo por los gobiernos locales, sino que también por los nacionales y las organizaciones internacionales. En este sentido, Bai considera que al hacerlo hay que tener en cuenta que las soluciones implementadas en una no necesariamente le servirán a la otra, sin embargo, esta colaboración ya es un aprendizaje en sí.