- Área: 120 m²
- Año: 2016
-
Fotografías:Gustavo Sosa Pinilla
"...El arquitecto... a través de la organización no convencional de la partes convencionales es capaz de crear significados nuevos dentro del conjunto... Las cosas familiares vistas en un contexto poco familiar llegan a ser perceptivamente tanto nuevas como antiguas..."
Robert Venturi, Complejidad y contradicción en la arquitectura
Frente a la oportunidad de experimentación en una obra doméstica de pequeña escala, se desarrollan una serie de ensayos que constituyen el marco teórico-práctico del proyecto, manipulando un elemento tradicional de nuestra cultura constructiva en búsqueda de nuevos significados y posibilidades.
El encargo consta de la construcción de cuatro habitaciones de fin de semana, materializadas mediante planos horizontales y verticales de hormigón armado que determinan su estructura portante y espacial. El cerramiento exterior del pabellón está constituido por paneles autoportantes de ladrillo de construcción en seco.
El sistema constructivo parte de la unidad básica (un ladrillo común) dispuesto en forma repetitiva alternando llenos y vacios dentro de un bastidor metálico. A partir de posicionar de panderete 55 ladrillos enteros y 22 medios apoyados unos sobre otros sin ligante, se crea un panel de trama semi-abierta, que funciona como tamiz de luz y resguardo de la intimidad de los habitantes.
El ritmo generado por la alternancia de las piezas y los silencios entre ellas, produce una marcada uniformidad de la envolvente, matizada por el adelantamiento de algunas partes singulares en la composición: los paneles que conforman la fachada sur cuentan con la posibilidad de desplazarse permitiendo la vinculación de los dormitorios con el exterior. El dinamismo adquirido con la creación de paneles móviles de ladrillo, somete al material a un comportamiento inusual, agudizando el efecto de inestabilidad latente para crear un contexto nuevo dentro del conjunto y experimentar capacidades que no han sido exploradas.