- Área: 550 m²
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Fotografías:Lorena Darquea
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Proveedores: Calentadores Leyden, Cemex, Hebbel, Shaft, Tecnolight
“Muy abierta y con vista al mar”. La casa San Juan, es una casa de playa que se aleja de estos y otros preconceptos de una vivienda junto al mar y explora la posibilidad de establecer un dialogo más allá de lo visual.
La casa está repartida en dos largos y delgados terrenos que se encuentran uno frente al otro divididos por una calle empedrada del fraccionamiento. En su punta opuesta a la calle uno de los terrenos colinda con la playa mientras que el otro encuentra su fin en colindancia con un palmar pantanoso.
En el terreno posterior, esto es, el que encuentra su fin en el palmar, se ubican los servicios y se deja la mayor parte del predio como un jardín frutal.
En el terreno que colinda con el mar se desarrolla resto del programa repartido en cuatro módulos independientes y una palapa. Los módulos están organizados sobre un patrón de placas de mármol travertino de 4 centímetros de espesor. Este patrón se extiende sobre un podio de piedra braza que eleva su nivel de desplante separando al conjunto del nivel de terreno natural. Sobre esta retícula de mármol uno se puede desplazar libremente entre y alrededor de los módulos. En el caso de la palapa, la retícula la atraviesa.
Los módulos formalmente son el resultado de su sistema constructivo. Una estructura escondida en su interior y los paneles que forman el cascaron, determina la posición y tamaño de sus vanos. Aunque por fuera son prácticamente lisos, por dentro dejan ver la estructura que los mantienen en pie. Tapiales de madera de palma sirven de muros para dividir los espacios interiores. Tanto los pisos de cemento pigmentado de verdes y negros, como la pasta pigmentada roja de sus fachadas hacen alusión a las distintas etapas de oxidación del cobre (oxido cuproso, oxido cúprico, etc.) mismas que pueden ser observadas en todos los elementos fabricados de este material que se encuentran en la casa (lamparas, lavabos, jaladeras, macetas).
La alberca está concebida como un jardín social de agua, más que como un simple estanque. Es espacio social y de contemplación que permite experimentar el líquido en la amplitud de su rango. Desde el simple hecho de mojarte los pies hasta el acto de flotar que es la única manera en que esta alberca permite acercarse al mar y mirar al horizonte.