Reporting from the Front, la exposición curada por Alejandro Aravena para la 15. Bienal de Venecia, abrió parte de su espacio en el Arsenale e invitó a los arquitectos mexicanos Tatiana Bilbao, Rozana Montiel, Derek Dellekamp y Alejandro Hernández a unirse en el diálogo de "devolver a la arquitectura su real valor en el desarrollo del habitar humano junto a su compromiso político por el bienestar de las personas"; y quienes presentaron, desde el pasado mayo, una intervención simultánea entre dos países con Walk the line.
El Equipo de México sostuvo su participación paralelamente en México con la implementación de un proyecto urbano para la regeneración sistemática del barrio de Miravalle en la Ciudad de México, en una intención por revitalizar la zona y generar comunidad; y en Venecia a través de una instalación artística con la presentación videográfica de esta aproximación con la comunidad. Todo fundamentado en la "inquietud de hacer algo que pudiera detonar cambios positivos inmediatos en un lugar que lo necesitara".
Como parte de la cobertura oficial de la presencia mexicana en la Bienal de Venecia, tuvimos la oportunidad de entrevistar a los autores principales, quienes nos dieron detalles puntuales del proyecto urbano iniciado en México y de la propuesta artística realizada y presentada en el Arsenale. Revisa más detalles de esta iniciativa comunitaria creada por la representación mexicana en Venecia, a continuación.
Descripción de los arquitectos.
Elegimos trabajar en y junto con la comunidad de Miravalle; un barrio al borde de la ciudad, en Iztapalapa, habitado por alrededor de 13,000 personas con bajos ingresos al borde de la ciudad y con muchas carencias; pero donde la comunidad ha trabajado desde hace tiempo en conjunto y con distintos arquitectos para mejorar las condiciones de su entorno.
Entre Miravalle, San Miguel Teotongo y las colonias vecinas hay un vacío en la traza irregular conocido como Parque Corrales (resguardado por la Comisión de Recursos Naturales). Es una parte del borde de la ciudad que aún no ha sido devorada por la autoconstrucción, y no logra configurarse como espacio recreativo debido a los graves problemas de violencia e inseguridad. Es un territorio en disputa, peligroso a veces; pero también zona de encuentro y de unión entre las distintas colonias aledañas, así como un espacio de tránsito para acortar el camino a casa de muchos de los habitantes que se arriesgan a atravesarlo. Normalmente, es también pretexto para actos violentos y vandalismo.
El proyecto busca a través de la participación activa de la comunidad, promover el uso y mantenimiento de este espacio, con la finalidad de generar un sentido de identidad y pertenencia de sus habitantes, para configurarlo como un espacio seguro y libre. Si la violencia se manifiesta en el espacio, tal vez el espacio mismo pueda ayudar a mitigar la violencia. Y si la luz ayuda a visibilizar el espacio, entonces iluminar es iniciar a construir un espacio de identificación, visible, no violento.
Esta intervención implica la construcción de una línea que atraviese el terreno de punta a punta; una línea que también es camino, literal y metafórico, para acercarse y encontrarse, pero también, para ir y venir con luz a donde uno necesite llegar. Hay quienes prefieren gastar tiempo y dinero en rodear el descampado pues atravesar los 360 metros de un lado a otro podría costarles más caro; pero el camino será, también, un puente.
El primer paso ha sido iniciar la construcción del camino con pavimento apropiado, pendientes accesibles, mobiliario urbano, postes de luz, espacios recreativos y áreas de juego, y contemplar una etapa secundaria que involucra el manejo de pendientes para dirigir y captar el agua pluvial y diseño de paisaje.
La intención ha sido contribuir a hacer lazos entre ambos extremos del parque, en tanto que las veredas que existían en el oscuro parque pudieran convertirse en un camino claro y seguro que vinculara los barrios colindantes, posibilitara el tránsito seguro a cualquier hora del día, y detonara un sentido de comunidad y seguridad entre los usuarios y vecinos.
La intervención garantiza un acto de urbanización que es inclusivo, al tender un puente físico sobre un territorio oscuro e inseguro, ahora reduciendo el impacto social negativo además de reforzar la protección del parque. Fomentar un ambiente salvaguardado y protegido, en comunión con un entorno social tranquilo y positivo es la directriz de este gesto socio-espacial en construcción.
Un camino luminoso puede ser, en Venecia, una instalación con pretensiones artísticas o, en MIravalle, un medio para propiciar el cambio de ciertas condiciones. Mientras leen esto, el camino se construye en Miravalle. Trescientos metros costarán aproximadamente lo mismo que los 60 metros de la instalación en Venecia.
Proyecto: Tatiana Bilbao, Derek Dellekamp, Alejandro Hernández, Rozana Montiel
Equipo de Diseño: Gabriela Álvarez, Nuria Benítez, Hortense Blanchard, Alba Cortés, Silvia Mejía, Valentina Sánchez, Antoine Vaxelaire, Geoffroy Arnux
Constructora y desarrollo de proyecto en obra: cm2
Diseño de iluminación: Carlos Hano
Diseño de iluminación: Adrián Kohlmann Nava
Fotografía y video: Onnis Luque
Asistente de fotografía: Daniel Maldonado
Edición fotográfica: Xico Santana
Agradecimientos especiales a: Asamblea Comunitaria de Miravalle, Laura Alonso, Rafael Álvarez, Steven Beltrán, Anna Der, Abraham Fonseca, Daniel Jaramillo, María Cristina Sánchez, Mario Pérez, Daniel Rivera, Soledad Rodríguez, Rodrigo Yáñez
Con el apoyo de: Secretaría de Relaciones Exteriores, Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), cm2,The Rolex Institute, Flos, Elementia, Cementos Fortaleza, Eternit, Allura, Duralit, Plycen, Mexichem, Kova Innovación