- Área: 4209 m²
- Año: 2015
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Fotografías:Roland Halbe
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Proveedores: GLASSTECH, Quattro
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Este Museo se erige como tributo a Violeta Parra (1917-1967), una de los artistas más completas y notables nacidas en Chile. La multiplicidad de sus facetas, (música, poeta, artista visual, ceramista, investigadora popular, obstinada defensora del pueblo, artista irreductible) hacen de su obra y de su vida una suerte de caleidoscopio cultural donde se mezclan múltiples aristas e infinitos reflejos.
El Museo se ubica en los márgenes del casco histórico de Santiago en el Barrio “San Borja”, una zona urbana que ha transitado del modelo de ciudad compacta hacia una ciudad de torres aisladas donde la claridad formal del espacio público tradicional se ha ido desdibujando en el tiempo.
El terreno, un rectángulo amplio de 44 x 95m, se despliega entre dos calles relevantes en el tejido urbano de la ciudad, siendo Avenida Vicuña Mackenna (límite oriente) uno de los ejes estructurales de Santiago.
El museo Violeta Parra asume como estrategia urbana el despliegue longitudinal de su fachada, recayendo su fachada la responsabilidad de dar forma al paseo peatonal. La compresión y expansión de esta a lo largo del recorrido, da lugar a una silueta cuyo ancho variable impone sobre el espacio urbano una lentitud en el tránsito. Dentro de este recorrido el acceso al Museo está definido por una concavidad amplia la que sugiere una pausa en el trayecto.
La fachada principal del edificio, que recibe la luz del sur, está conformada por paneles de cristales dobles en cuya cámara interior se aloja un tejido de mimbre permitiendo, por una parte, el paso de una luz tamizada y por otra un interior íntimo y protegido. Este tejido de mimbre anuncia, desde el espacio urbano, el compromiso de la artista con la artesanía.
Al interior, un conjunto de curvas y contracurvas nos refieren a un microcosmos rico y complejo, anticipándonos las múltiples realidades de las que Violeta Parra era testigo.
En los extremos del edificio se han dispuesto los programas “ancla”. Hacia el poniente se ubicó un pequeño auditorio de 100 personas, mientras que al oriente se ubicaron las salas expositivas. El recorrido interno se prolonga hacia la sala del segundo nivel a través de una rampa que asciende entre el tejido de mimbre y el muro de las salas. Allí un conjunto de ventanas, dispuestas estratégicamente, nos revelan el interior de las salas expositivas.
Las oficinas y archivos, ubicados en el segundo nivel, se extienden entre la zona de exposición y la zona del auditorio. En el exterior, del piso superior, se generan zonas de jardín que prolongan la vegetación del patio central. La idea es que el verde cubra las fachadas interiores de los patios haciendo desaparecer la arquitectura y haciendo aparecer un universo vegetal como la selva húmeda y fría del sur de Chile que tanto amó Violeta Parra.