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Arquitectos: Taller Estilo Arquitectura
- Área: 164 m²
- Año: 2016
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Fotografías:David Cervera
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La Casa del Limonero una vivienda unifamiliar que se desarrolla en dos plantas; compositivamente se divide en dos secciones bien claras: la primera zona donde se encuentra el acceso principal desde la calle y que es ocupada por la construcción preexistente y una posterior donde se encuentran las recámaras y patio central, el cual tiene diferentes cometidos: terraza, piscina y conexiones con el nuevo edificio, cumple también una función distribuidora pues además de albergar el arranque de la escalera permite el acceso a las recámaras posteriores.
La escalera y su triple función: además de ser el acceso a la planta superior, cumple como área de servicio y además tiene la fuerza formal de ser un elemento escultórico dentro del patio central.
El rescate y rehabilitación del edificio preexistente busca crear una fusión entre el espacio histórico y el espacio nuevo de una manera natural. La iluminación y la ventilación son factores primordiales para crear atmósferas de disfrute y confort a los usuarios. Una vivienda vinculada totalmente al exterior, logrando espacios que se enriquecieran de la estética de todos los materiales y aprovechando al máximo los sistemas de acondicionamiento pasivo para reducir los gastos energéticos en la vivienda.
Se retoma el concepto tradicional y se traspola a un diseño actual. Tanto en la parte antigua como en la parte nueva se utilizaron sistemas constructivos semejantes con un limitado número de materiales, siendo los predominantes: piedra, madera, pisos de pasta tradicionales, metal y cemento blanco como recubrimiento de muros.
Las casas tradicionales del centro histórico de Mérida usaban en el pasado pisos de cemento pero en forma de mosaicos con gran colorido y diversos diseños, formando tapetes en los espacios y marcando una pauta en la decoración de cada habitación. Nuestra propuesta retoma el material y el concepto pero se transforma en grandes superficies de cemento blanco y otras superficies con pigmento mineral integrado color verde, definiendo fuertemente la paleta de colores que se convierte en uno de los rasgos característicos de la casa.
La fusión del carácter histórico del edificio y la arquitectura contemporánea crean una amalgama perfecta y armoniosa, permitiendo un lenguaje claro y sobrio que admite la incorporación de elementos funcionales y a la vez formalmente únicos, que realzan el material con que se elaboraron sin dejar de ser ajenos a nuestro contexto natural y las grandes posibilidades que este nos proporciona a través de su correcto aprovechamiento.
Técnicas tradicionales y materiales regionales dejan entredicho la composición espacial y estética del proyecto; dejando ver la mano de obra de nuestros constructores que fabrican nuestra identidad.
Al final una vivienda que respeta el entorno, atrapa el paisaje, dialoga con la escala humana y el sentido espacial.
Originalmente publicadoe en Septiembre 12, 2016.