La comunidad arquitectónica está de luto por la pérdida del maestro mexicano, Teodoro González de León, quien a sus 90 años seguía siendo un importante arquitecto activo en México; un personaje que a través de sus años ejerciendo dejó gran huella en el quehacer de muchos arquitectos del mundo. "Se fue en paz, estuvo lúcido y creativo hasta el último instante" comunicaron los medios periodísticos nacionales.
En el reciente artículo del diario El País, "Un secreto en la servilleta", el autor nos deja ver el lado humano de este gran icono de la arquitectura brutalista, nos da un vistazo a su mente abstracta y amante de lo matemático, y nos obsequia un recuerdo que vincula al genio de Le Corbusier con el, entonces, joven discípulo Teodoro González de León.
Todo lo que yo hago es pura geometría. [...] El cubo es perfecto. La esfera es perfecta. El cono es perfecto.
En la narración de la última entrevista que sostuvo con Pablo de Llano de El País, días antes de su cumpleaños número 90, el arquitecto hizo mención de cómo nació su amor por la arquitectura:
...recordaba que cuando era un mocoso ya era capaz de memorizar con extraña precisión toda clase de lugares. Ahí se encontraba la semilla de una mente arquitectónica por naturaleza.
Y evocó un recuerdo que se quedará en la memoria de todos. Una etapa determinante para su arquitectura y que vivió al lado del gran representante del Movimiento Moderno, Le Corbusier, quien le enseñó sobre el "diálogo de lo complejo con lo elemental", un concepto arquitectónico puntualizado por la siguiente anécdota:
El genio se acercó al muchacho mexicano con una servilleta donde había esbozado tres gestos de lápiz. Se la entregó y le ordenó que convirtiese sus simples giros de muñeca en un edificio: 'Aquí está todo', le dijo el soberano. 'Páselo a limpio'
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