En lo que llevamos del 2017, la arquitectura española ha sido noticia no sólo por la reciente entrega del Premio Pritzker a la oficina catalana RCR Arquitectes, sino también por la demolición de la Casa Guzmán (Alejandro de la Sota, 1972) y ahora se cierne la misma amenaza sobre la Casa Vallet (1958), la primera vivienda diseñada en Madrid por José Antonio Coderch y Manuel Valls.
El concepto de 'destrucción creativa' acuñado por Werner Sombart y rescatado por Joseph Schumpeter para referirse al rol de la innovación en el ciclo de creación de riqueza del capitalismo a mediados del siglo XX, ha sido aplicado en las ciudades de todo el mundo desde los años 60. Disfrazado de recuperación urbana, la destrucción creativa ha chocado constantemente, entre otros actores, contra los defensores del patrimonio al momento de planificar el desarrollo y la conservación de las ciudades.
Ahora, tras conocer los casos españoles, la convicción de creer que la buena arquitectura se salvaría de esta insaciable transformación ha dado paso a un permanente estado de alerta. Así lo han advertido instituciones, críticos y medios de prensa tradicionales y especializados.
En este contexto, queremos potenciar esta discusión, consultando a nuestros lectores qué obras arquitectónicas españolas de los últimos 60 años se deberían conservar. Publicaremos aquellas postulaciones mejor defendidas por nuestros lectores. Así podremos alzar la voz y evitar que obras como la Casa Guzmán terminen convertidas en un mero recuerdo.