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Arquitectos: Gonzalo Mardones V. Arquitectos ; Gonzalo Mardones V. Arquitectos
- Área: 7600 m²
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Fotografías:Nico Saieh, Skye Chapman
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Proveedores: Concret Doctor, PREANSA
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El Colegio Saint George se ubica en los faldeos del Cerro Manquehue, en la Comuna de Vitacura de Santiago de Chile; en medio de un bosque que se mantiene gracias al microclima propio de un lugar encajonado bajo el cerro. El colegio, proyectado en los años 70 por el arquitecto Gustavo Munizaga, responde a la tipología de campus, con volúmenes programáticos esparcidos entre los árboles, abarcando todo el terreno y teniendo al cerro como telón de fondo siempre presente. La idea original toma la opción de calles, pasajes y plazas en donde las circulaciones y los volúmenes que conforman las salas de clases se disponen a la altura del follaje de los árboles.
El nuevo gimnasio se emplazó en el lugar donde estuvo el antiguo gimnasio, ocupando además la explanada que era utilizada como canchas recreativas.
Una primera consideración fue sumarse a este sistema mayor de campus sin interrumpir las vistas al cerro, para esto se proyectó un edificio principalmente soterrado, manteniendo la altura máxima del volumen a la misma cota de las cubiertas de las edificaciones originales del colegio. Una segunda idea fuerza fue crear un edificio que fuera capaz de recibir actividades deportivas tanto en su interior como en su exterior, para esto se proyectó una gran cubierta (quinta fachada) que es soporte para canchas exteriores, las que vienen a reemplazar a la antigua explanada recreativa.
Programáticamente el edificio se resolvió con un gran espacio central que acoge una cancha principal (o tres de entrenamiento), graderías con butacas para 2500 personas, escenario y pista atlética de entrenamiento; dos edificios laterales que acogen cada uno camarines y salas de acondicionamiento físico; y un edificio superior que recibe las salas de profesores, siendo su cubierta gradería a las otras canchas del complejo deportivo.
El edificio, al ser soterrado (sexta fachada), se ilumina y ventila mediante patios de luz.
El edificio soterrado se resolvió completamente en hormigón armado, llegando hasta los doce metros bajo el nivel de la tierra. Se utilizaron hormigones con dióxido de titanio incorporado, el que permite blanquear los hormigones y además ayuda, a la manera de los árboles, con la eliminación de gases tóxicos producidos por automóviles (fotocatálisis). Para soportar la explanada superior y generar el espacio interior, se diseñaron siete vigas, tipo cajón de 50 metros de luz complementándose la superficie con una losa de hormigón armado de 20 cms de espesor. Estas vigas se dividieron en tres tramos para poder transportarlas, izarlas y montarlas en su posición definitiva. Los tramos se construyeron en fábrica con hormigón pretensado, y una vez colocados en sus apoyos provisorios se postensó el conjunto para ensamblar cada viga.
El conjunto generó una estructura importante con una gran masa. Dada la sismicidad de la zona, fue necesario colocar muros de hormigón armado por el perímetro, capaces de resistir las solicitaciones producto de un sismo. Los muros se dispusieron en una forma discontinua por tres caras del recinto para permitir el paso de luz, escaleras y accesos.