La Casa de los Eames es un ícono de la arquitectura moderna. Un ícono que transmite a quien la mira y analiza, una verdadera confianza en que con proporción y simpleza se puede construir, no solo de forma práctica y barata, sino también cálida y acogedora.
Charles y Ray Eames
Charles y Ray Eames fueron dos de los diseñadores más importantes e influyente del siglo XX. Su trabajo se basaba siempre en la experimentación y en el aprender haciendo. Con esta filosofía exploraron diversos ámbitos; desde el film al diseño de juguetes, la arquitectura y obviamente el diseño de sillas, que es lo que primero se nos viene a la mente al escuchar Eames. Su unión en todas las esferas de la vida, hizo de su visión un lugar potente, donde el diseño y la creatividad se convirtieron en un estilo de vida.
Charles y Ray se conocieron cuando ambos eran estudiantes en la Cranbrook Academy of Arts en Michigan. Charles había sido expulsado de su anterior universidad en su natal St Louis, por su afiliación a la arquitectura moderna y a las ideas de Frank Lloyd Wright. Ray había estudiado pintura en Nueva York con Hans Hofmann, siendo una de las fundadoras de la organización American Abstract Artists. En 1941 se casan y se trasladan a Los Angeles.
Diseñando el Futuro
Ese mismo año, Charles y su amigo, el también arquitecto, Eero Saarinen, participan en un concurso liderado por el MoMA llamado “Organic Design in Home Furnishing”. Saarinen y Eames, asistidos por Ray, ganan en dos de las categorías. En “seating for a living” crearon la Organic Chair que aún es producida por Vitra. Fabricada con un innovador pero sencillo moldeado de madera terciada, presentaron un modelo liviano que representaba a la perfección las necesidades del mundo moderno.
“The Case Study House Program” por Arts & Architecture Magazine
En 1946, Eero y Charles participan en The Case Study House Program de la revista Arts & Architecture, organizado por su editor John Entenza. Este interesantísimo programa consistía en patrocinar a arquitectos jóvenes para que diseñaran una casa prototipo que ejemplificara los modos de la vida moderna. En el marco de la escasez de viviendas y materiales de la posguerra, se debía construir y amoblar con materiales pre fabricados industrialmente y desarrollados con las innovaciones tecnológicas que produjo la IIGM.
Cinco de las veinticinco casas que se diseñaron según este programa, fueron construidas en un terreno otorgado por John Entenza en el sector de Los Ángeles, Pacific Palisades. Este terreno de veinte mil metros cuadrados, consiste en un prado arbolado que termina en un precipicio que cae al Océano Pacífico. Esto incluye dos casas diseñadas por Richard Neutra, quien era en ese momento el arquitecto más famoso y respetado de los que participaban en el proyecto.
Case Study #9 o Entenza House, fue diseñada por Saarinen y Eames para el editor John Entenza. También utilizaron marcos de acero pero fueron enchapados con madera. Es una versión horizontal que se contrapone a la verticalidad de la casa de los Eames.
Primer intento para Case Study #8: The Bridge House
Para el #8, Eero y Charles diseñaron una casa para que vivieran Charles y Ray, a la que llamaron The Bridge House. Con una perfecta geometría, esta casa surgía desde el cerro y se cruzaba en la ladera, sosteniéndose con vigas de acero. El diseño fue publicado en la edición de Diciembre de 1945 de la revista. Pero en un vaivén del destino, debido a la reducción de los suministros por la guerra, el acero no llegó hasta 1948.
Segundo intento: The Eames House o la definitiva Case Study #8
Durante esos años, Ray y Charles tuvieron la oportunidad de pasar tiempo en el terreno. Junto a sus amigos y familiares aprovecharon la vida al aire libre habitando el lugar y enamorándose del entorno. En un actuar muy propio de ellos, en el revisar, se dieron cuenta que iban a cometer el mismo error que todos los arquitectos; supeditar el paisaje a la casa.
Finalmente hicieron todo lo contrario, supeditaron la casa al terreno, construyendo de espaldas al cerro. La casa, diseñada por Ray y Charles, fue publicada en la edición de Mayo de 1949 y ya en Diciembre la pareja estaba residiendo en el hogar en el que pasarían el resto de sus vidas.
El diseño consiste en dos prismas rectangulares, uno para la casa y el otro para el estudio, con un patio entremedio. Fueron construidos en base a una estructura de acero a la que luego se le agregó un techo de acero corrugado y una fachada con paneles de concreto, estuco y vidrio. La mezcla de estos materiales industriales prefabricados forman una rejilla que con el uso exacto y absolutamente medido del color, forman un inusual y bellísimo cuadro a lo Mondrian.
Ocuparon exactamente los mismo materiales que fueron encargados para el primer diseño. Solo tuvieron que encargar una viga de acero extra, con lo que lograron el máximo volumen con la menor cantidad de materiales. La estructura de acero la construyeron en un día y medio y la casa completa en unos pocos meses.
La casa convive en una total armonía con el entorno, todos los materiales industriales se muestran de forma honesta y no choca en absoluto. El contraste entre las formas orgánicas de la naturaleza y la geometría del armazón se ve hermoso. En palabras de Ray “Después de 13 años viviendo en él, el edificio para mi dejó de existir hace un largo tiempo”.
Las dos estructuras tienen la misma configuración interior, una amplia sala de cinco metros de altura y un entrepiso. Estos espacios multipropósito se convirtieron en un must de nuestro habitar contemporáneo, pero eran vanguardia en 1941.
Su gran área de living, en la forma más literal de la palabra, no tiene quiebres. Los quiebres lo dan los objetos, las plantas, las alfombras, los muebles, en una dinámica donde todo puede moverse de acuerdo a las necesidades o gustos del momento. Dentro de su colección se incluyen varias sillas Eames, textiles artesanales, arte indígena, muchas plantas y muchas alfombras. Todos estos elementos tan personales, le dan un carácter totalmente idiosincrático a una casa hecha con materiales de fabricación seriada.
La filosofía moderna/primitiva
La filosofía de los Eames es una constante búsqueda de lo esencial. Pero a diferencia de muchos de sus colegas, modernistas acérrimos, que querían despojar de la vida lo accesorio y abrasar un minimalismo clínico, los Eames buscaron lo esencial en las raíces, en lo básico y primitivo.
Famosa es la parábola que expuso Charles Eames en Harvard en 1972, sobre la hoja de banana. En el sur de India la gente más pobre come sobre una hoja de banana, si vas subiendo en la ladera social la gente comienza a comer en potes de lata y bronce, lo que aún es muy bello. Pero cuando se empieza a sofisticar demasiado, las cosas se ponen cuestionables. Un pote de plata y quizás incluso uno de oro. Por lo que llega un momento en que la persona que no solo tiene dinero sino también cierto nivel de conocimiento y entendimiento, vuelve a comer de la hoja de banana.
Esta parábola representa cabalmente el modo en que los Eames procesaban el diseño. Famosa era también la aversión que sentían por la innovación por si misma. La búsqueda era siempre primero hacia atrás, hacia lo primigenio, con esas respuestas se pensaba el futuro. Una mirada que hoy lidera la vanguardia en contraposición a las visiones futuristas despojadas del pasado.
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(*) Los retratos de Charles y Ray Eames, son parte del libro “An Eames Anthology” publicado por Yale University Press.