Si intentamos definir a Carlos Quintáns en una palabra, esta sólo podría ser una: omnipresente. Ganador de múltiples premios, viene de ganar hace justo un año el León de Oro de la Bienal de Venecia 2016 con el pabellón español que comisarió junto con Iñaqui Carnicero.
Sin lugar a dudas su figura despierta una especie de admiración muy palpable allá donde va. Tuve la suerte de asistir como alumno a sus clases y de ver cómo el aula se llenaba clase tras clase, debido principalmente al interés que suscitan siempre sus palabras. La primera sorpresa en sus clases es el método, ciertamente revolucionario para lo que estamos habituados en la Escuela: la "guía" de clase era un blog en el que Carlos y su equipo publicaban cuatro veces al día arquitecturas sin autor.
Nos recibe en su estudio, ubicado en la Unidad Vecinal Nº3 de José Antonio Corrales, en el Barrio de las Flores de A Coruña (España). Este barrio condensa en sí mismo toda la filosofía del Movimiento Moderno, con una marcada influencia de Le Corbusier y Gropius. No podía ser de otra manera, sin duda. Tras pasar entre cientos de libros apiñados en estanterías de suelo a techo nos sentamos en una mesa plagada de libros y apuntes. La luz entra través del hueco horizontal iluminando los pilares y muros de hormigón, y sin saber muy bien cómo, empezamos a charlar.
La primera pregunta es evidente, aunque no por evidente, resulta menos reveladora: ¿Quién es Carlos Quintáns?
CQ: Pues… Yo supongo que soy un profesor, es lo que pienso. Soy un profesor que para poder dar clase investiga todo lo que puede. El problema es que como el espectro de lo que me interesa es muy amplio nunca llego a ser excesivamente concreto o especializado. Siempre he sabido genera herramientas para tener un mayor conocimiento.
Parece que estoy trabajando, pero en realidad estoy aprendiendo. Quizás sólo soy una persona a la que le encanta el conocimiento y que busca herramientas. Se podría decir que soy un alumno perpetuo.
Desde luego repasando tu carrera podemos vislumbrar un poco eso. Tu paso por TectónicaBlog nos dejaba precisamente esa impresión de estar siguiendo a alguien que está aprendiendo todos los días, y comparte aquello que aprende.
CQ: Sí, y como te digo mi problema es que el espectro de lo que me interesa es demasiado amplio. Recuerdo que de pequeño, cuando estudiaba en Santiago de Compostela (España) me impresionaba mucho un Atlas que hay en la Plaza do Toural, con el mundo a cuestas. Luego te das cuenta de que en un determinado momento hay gente que se dedica a esto: a construir su atlas.
Hay un personaje en la historia llamado Aby Warburg que me interesa enormemente. ¿Conoces a Aby Warburg? [interrumpe la conversación para mostrarme imágenes y referencias de Aby Warburg en Google Imágenes]. Aby Warburg agrupaba imágenes (tenía una biblioteca brutal) y las colocaba sobre una tela negra para fotografiarlas. Cada grupo establecía unas relaciones en un discurso básicamente visual; la exploración y presentación de sistemas de relaciones no evidentes mediante técnicas de collage y montaje. Lo llamó Bilderatlas Mnemosyne. Didi-Huberman, en una exposición estupenda que estuvo un tiempo en el Reina Sofía, nos acerca a la construcción de muchos otros atlas.
Esta forma de trabajar me permite pensar que el proyecto puede nacer directamente desde la materia, desde la técnica… El resultado es que se desarrolla durante 20 años Tectónica [Carlos dirigió la revista]. También pienso que el proyecto se puede desarrollar a través de la proximidad con el mundo del arte, con un artista visual, con un escultor, con un escultor o con un escrito. En ese momento nace Archives...
...que esperemos que se pueda desarrollar durante otros 20 años
CQ: [risas] Esperemos que se pueda desarrollar durante otros 20 años, sí. Pienso que se puede trabajar desde el conocimiento de aquello que no tiene autor conocido, como puede ser toda la arquitectura popular. Ahí nace TectónicaBlog, o lo que será atlas.archi.
Eso es precisamente una de las cosas que más hemos aprendido de ti tus alumnos: el hecho de que los objetos arquitectónicos o no arquitectónicos sin autor también tienen mucho que decir y mucho que enseñar.
CQ: Pero bueno, tampoco soy el primero que lo dice. Quiero decir que otros quizás lo han presentado de otra forma. ¿Por qué tuvo interés TectónicaBlog? Pues porque antes si querías conocer necesitabas un librito, tenías que viajar, tenías que ir a un museo en el que tener acceso a mucha información, y hoy en día usas las herramientas tecnológicas que tienes más a mano. Fíjate cómo varían las cosas: TectónicaBlog nace gracias a Flickr, que hoy en día está pasando muy desapercibido, ¿no?. Hoy tendría más gracia Pinterest o Instagram, pero en su momento la herramienta que teníamos era Flickr. Lo importante es que tenemos acceso a una información absolutamente inabarcable. Precisamente la ausencia de límites que suponen las nuevas tecnologías es lo que me permite acercarme a otros mundos, como el de la ingeniería [se levanta de nuevo, esta vez para coger un catálogo muy manido y usado de una antigua exposición del año 1964 en el MoMA, Twentieth Century Engineering]. Esto es una exposición maravillosa del MoMA que me permitió acercarme al mundo de la ingeniería. Ya ves que no es nada reciente. Al mismo tiempo, como yo tengo la suerte o insensatez de tener muchos libros… Pienso que hay muchos libros en este momento que están en internet y que es necesario compartirlos.
Todo esto ya lo pensábamos cuando montamos Tectónica. Todo esto estaba pero no cabía porque la revista era en papel y no teníamos los medios.
Ese afán docente y de investigación de TectónicaBlog lo vivimos en clase. No sólo era una herramienta con la que compartir conocimiento con el mundo: era también la herramienta básica de docencia, imprescindible para seguir el curso y comprender lo que nos querías transmitir. En su momento llegasteis a publicar hasta cuatro artículos diarios relativos a esas cosas sin arquitecto. Estoy pensando ahora mismo en aquellas construcciones auxiliares para pescadores en la Gironda, o las estructuras tradicionales de pesca japonesas.
CQ: [Otra vez, y no será la última, acude a su biblioteca para traerme un ejemplar de su Tesis Doctoral, La Arquitectura del Secado]. Esta es mi tesis, y es una pequeña parte de lo que me gustaría llegar a alcanzar. Yo lo que querría es hacer lo mismo con la “Arquitectura de los cultivos”, la “Arquitectura de Defensa”
Tenías otras publicaciones sobre plataformas petrolíferas bastante espectaculares.
CQ: Sí, seguramente por influencia de Paco Alonso, a partir de su trabajo quisimos avanzar un poco más. Pienso además que se puede avanzar en estas investigaciones, y con ese objetivo nace 12miradas. La iniciativa intenta meterte en disciplinas distintas. Lo que me gusta es aprovechar todas las posibilidades de comunicar. ¿Puedo hacer papel? ¿Puedo hacer web? Pues 12miradas tiene presencia física por ser una exposición, es conexión por encontrarte con gente muy dispar, es la explicación a través de 12 imágenes de la forma de trabajar de la gente que viene.
La sensación que tengo en muchas ocasiones es que no sé si soy bueno en alguna cosa, posiblemente no, pero sí tengo la habilidad de generar mecanismos que permitan compartir conocimiento y crecer durante un tiempo considerable. Muchas de esas plataformas han desaparecido, otras suponemos que volverán.
Hace unos años hicimos en Santiago de Compostela una acción que llamamos “La Ciudad Intuida” para pensar acciones que desarrollar en Santiago para el año 2021. Se juntó a mucha gente en equipos y se llamó a una serie de arquitectos que vinieron a controlar las acciones a desarrollar. La idea era afectar al espacio público de la ciudad, y para mostrar las ideas que iban surgiendo se decidió regalar un pequeño periódico a todos los santiagueses. Editamos un periódico que nos sirvió para aprender, y años más tarde nos permitió publicar el periódico de Unfinished en Venecia. Pensamos que se podía llegar a comunicar arquitectura a través de una plataforma como el periódico, principalmente por lo económico de sacar una tirada amplia. [Por supuesto, mientras cuenta esto se trae un ejemplar del periódico de Compostela, y otro de Unfinished]
La cuestión aquí es saber cómo eres capaz de estar en tantas cosas a la vez
CQ: Pues la verdad es que no sé cómo hago, supongo que pensando que las cosas van saliendo y se van haciendo de la mejor forma posible, sin saber si son sensatas. Al final, y retomando con lo que decíamos al principio, mi objetivo es formarme y, en ese proceso, compartir conocimiento. Piensa que como profesión los arquitectos éramos cerrados, y venimos de dónde venimos. El conocimiento de nuestra materia no se transmitía porque estaba prohibido. Llegaron las universidades y se rompió un poco este secreto, pero aún así el distanciamiento de la profesión con la sociedad ha sido siempre abismal. Todo lo que he planteado yo siempre es que hay que contarlo todo, de mejor o peor forma, pero siempre de la forma más abierta.
¿Y qué ocurre con tu obra construida?. Si de algo se puede acusar a tus edificios es de ser consecuentes con una forma de pensar
CQ: Puede ser. La verdad es que la vida me ha puesto en situaciones muy distintas, lo cual es muy de agradecer. Me dejaron poner en relación a unos viejecitos con unos niños y aunque al final el dinero se metió por medio lo cierto es que con unos pocos euros y unos árboles el resultado habría sido espectacular [se refiere a la Escuela Infantil y Centro de día en Eirís]; me dejaron intervenir en O Courel con una vivienda en un lugar maravilloso; nos dejaron hacer proyectos de piscinas en los que aprendimos muchísimo…
El problema de hacer arquitectura de esta forma es que no te deja vivir económicamente de ello. Y sin embargo sí me ha permitido investigar sobre cosas muy distintas. Llegó un momento en el que aprendí muchísimo sobre construir en seco, en otro momento ocurrió lo mismo con el hormigón, más adelante con la madera. Tuve la suerte de que cuando fui haciendo esas obras contacté con gente de diferentes sectores que me acabó encargando difundir conocimiento sobre aquello que hacía.
Al final es una cuestión de suerte. En la casa que hice en Gandarío me crucé con un artista, Carlos Maciá, que quiso intervenir en la vivienda pintando con tiza sobre la fachada. Lo que iba a ser una intervención en el interior se acabó convirtiendo en la materialización de una idea sobre el objeto arquitectónico completo. El hecho de que interviniesen sobre la casa me permitió teorizar sobre la casa como elemento de expresión artístico de una forma tangible, palpable, completa y temporal.
Quizás también por eso estamos donde estamos ahora mismo. El tener tu estudio en la Unidad Vecinal nº3 de Corrales no es casual, es toda una declaración de intenciones.
CQ: Sí, creo que uno tiene que desarrollar su trabajo en el espacio adecuado: este lugar tiene una potencia arquitectónica brutal, y aunque tenga sus problemas, lo cierto es que sólo podía estar aquí. También decidí en su momento irme a vivir al Hábitat [PDF] de Carlos Meijide, y no te creas que me costó mucho tomar la decisión. Al final la vida te permite tomar estas decisiones, y me parecía que siendo arquitecto tenía que vivir en un lugar acorde con mis ideales. Yo creo que cada acción nuestra debe ser coherente, y las decisiones, malas o buenas, son coherentes.
Otra declaración de intenciones: el Pabellón de Arquitectura de la Bienal de Venecia 2016. El 28 se cumple un año de su inauguración. Tras unos meses de reflexión y una buena resaca por lograr el León de Oro, ¿cómo valoras la experiencia?
CQ: Parece que la vida cambia totalmente y no como imaginabas, ningún proyecto nuevo, de momento. Estamos montando una editorial, estamos tratando de iniciar una escuela de posgrado, darle un impulso al estudio… Es un cambio de todo, después de un trabajo muy intenso. Trabajamos durante cinco meses sin descanso, logramos crear una web estupenda, una publicación más que compleja, recibimos una barbaridad de propuestas y las estudiamos absolutamente todas, convocamos un concurso de ideas, hicimos un proyecto expositivo, las publicaciones…
Supongo que el estar bajo los focos o ser el centro de atención no es lo que mejor llevaste
CQ: Tampoco te das cuenta. Yo siempre he intentado pasar desapercibido porque entiendo que ese es el papel que toca. Te gusta que la gente enlace contigo lo que haces, pero es más importante lo que sale de tus manos o tu cabeza que tu propia figura. Y en ese sentido creo que conseguimos darle el protagonismo a aquellos que realmente lo merecían.
La Bienal fue una obra coral, no sólo de los 55 que estaban expuestos, los del concurso de ideas, los fotógrafos… Encontramos a un montón de gente que actúa y siente de la misma forma, y lo bueno es que la opinión pública ha entendido que esto es así. Personalmente me he quedado muy sorprendido con declaraciones de mucha gente que agradezco enormemente, que considera que Unfinished ha ayudado. Por ejemplo, las declaraciones de Patricia Urquiola hace unos meses en ABC diciendo que la Bienal le había hecho sentirse orgullosa nos han indicado que estamos en el buen camino. Yo no podía pensar que Patricia podría interesarse siquiera por el pabellón, y no sólo se interesó si no que se siente orgullosa. Es una de esas figuras que no estaban en el pabellón, pero se identifican con la forma de hacer y sentir del pabellón.
Y con respecto al pabellón hay una cosa muy clara: gente que admiro que no está en el pabellón hay un montón. Fuera de España pueden pensar que hay 55 pedazos de obras en España, pero están muy equivocados: teníamos 300 y hemos tenido que reducir la selección… Y hemos puesto una foto y una axonometría para tratar de condensar al máximo lo expuesto, pero te puedes hacer una idea de la cantidad de material interesante que podía tener la exposición.
Contigo no podía ser de otra forma: fotografía y dibujo.
CQ: Mi vida me ha permitido investigar sobre el dibujo, igual que mi vida me ha permitido investigar sobre la fotografía. En cada cosa que voy haciendo aprendo algo. Lo de ser mayor no es una ventaja salvo en una cosa: antes de hacer lo que hago he ido haciendo otras muchas cosas, y eso me permite no empezar de cero, tener un bagaje cultural por el simple hecho de que he ido acumulando experiencias. Fíjate que llevo metido un montón de años en cuestiones tan diversas como publicaciones o una web. Algunas tienen sentido, pero cosas como la web no se corresponden con mi edad. [risas]
Una de esas muchas cosas que haces es ser jurado de diferentes premios. Destaca el Premio Enor, que en los últimos años ha ganado peso en España y Portugal y a día de hoy es un referente.
CQ: Llevamos un montón de años [12 años, 7 ediciones] haciendo algo que realmente nos gusta. Esperemos que en un futuro podamos volver a hacer el premio bienal, pero sea como sea tendrá una estructura similar a la actual.
Una de las cosas que más llama la atención de estos premios, y que se ve reflejado en ese objeto de deseo que es la publicación que sacáis cada edición, es que tan importantes son los seleccionados como los finalistas o el Gran Premio.
CQ: El nivel es muy alto y por eso ocurre lo que dices. Destacaría que el Premio Enor da como resultado el mayor hermanamiento posible entre las arquitecturas españolas y portuguesas. Durante muchas ediciones se producía la reunión casi familiar de todos los finalistas y buena parte de los seleccionados.
Viendo esto que comentas la pregunta que te voy a hacer ahora parece innecesaria. ¿Cómo ves el mundo de la arquitectura en España?
CQ: En este momento lo que veo es que hay un conocimiento y un saber hacer brutal. Por mucho que nos quejemos de lo jodida que es la Universidad y lo mal que lo pasamos por muchos motivos y muchas injusticias, al final es un proceso de transmisión de conocimiento específico de este país. En otros países como Chile, Portugal o Suiza ocurre algo similar, pero viendo el panorama mundial somos auténticas rarezas.
Tenemos una cantidad brutal de conocimiento que no se está usando, y hay demasiados magníficos arquitectos que lo están pasando fatal. Esa es la realidad, y esa realidad se demuestra cuando ves que son capaces de hacer auténticas maravillas con lo que sea, con el programa más simple y pequeño. Lo triste de esta situación es que ellos no pueden hacer nada, están principalmente sobreviviendo. Y sin embargo soy optimista. No podría ser de otra manera cuando ves que en el momento en que le das algo a cualquiera de esos cientos de arquitectos son capaces de hacer cosas estupendas.
Hay quien dice que volveremos a tener lo que teníamos y recuperaremos el sector más pronto que tarde…
CQ: Bueno, está todo tan mal hecho que tendremos que volver a hacerlo de nuevo [risas]
Uno de los finalistas del Enor, el estudio Flores&Prats, está entre estos 21 finalistas con su proyecto para la Sala Beckett, y es además el objeto de estudio del primer número de la revista Archives. ¿Qué me puedes contar de esta nueva aventura en la que te has metido con Juan Rodríguez?
CQ: Pues Archives es una monografía que saldrá dos veces al año (de momento), de una editorial nueva nacida para papel que se llama C2C, que también publicará libros interesantes haciendo todo lo que económicamente pueda. El formato de Archives es un formato mucho más medido que el habitual, en el que se fotografía todo. De alguna forma lo que queremos es dejar constancia de lo que vemos, siempre con una edición muy cuidada.
Dentro de cada número tendremos dos juegos muy interesantes y que personalmente me hacen estar muy contento. Siempre tendremos una relación entre cada estudio/arquitecto y un artista, escritor, ingeniero… Alguien que nos permita explicar al monografiado entendiendo así mismo al artista. En este primer número el estudio monografiado es Flores&Prats y el artista es Antoni Miralda. El segundo juego consta de 24 fotografías (como un 12 miradas multiplicado por dos) tras las que está la explicación de los proyectos tratados, con una carga de profundidad brutal. Puede parecer que la revista está pensada para mirarla muy rápido, pero es más bien todo lo contrario: aunque no haya texto, la lectura se hace en las imágenes.
Otra característica muy importante, yo diría que otra declaración de intenciones, es que nos alejamos del Star System. El perfil de arquitectos es un perfil de poca obra pero muy cuidada, con una forma de trabajo muy particular. En este primer número encontramos varios elementos que caracterizan a los arquitectos: la obsesión con la maqueta, su forma de expresarse a través de muchísimos dibujos a mano, la dilación en el tiempo en el desarrollo del proyecto… Muchas cosas que podrán hacer que cada número de la revista sea un pequeño Manifiesto. Lo bonito de todo esto es que probablemente descubramos que nos sentimos cómodos, aunque no de una forma tan exagerada como estos estudios, en estas formas de trabajar.
Para ir cerrando, vamos con la enésima aventura de Carlos Quintáns: la escuela de postgrado que está ahora mismo en proceso de gestación.
CQ: Sí, la escuela está hecha desde la Fundación Arquitectura y Sociedad, con Francisco Mangado como director de la escuela. Tendrá tres líneas de máster muy interesantes e intensas. Una primera línea estará vinculada al territorio y el arte, la segunda línea estará más vinculada con la construcción y la industria, y la tercera línea se enfocará más en la economía y los planteamientos previos. Puede parecer que el máster es más de economía que de arquitectura, pero realmente estas líneas de trabajo se entrelazan mucho con la arquitectura.
Presentaremos el máster en Septiembre, y lo que sí te puedo adelantar es que el nivel de profesorado será altísimo, con profesores de todo el mundo. La gran ventaja que tenemos es que contamos con la experiencia de Patxi [Mangado] en Navarra y en algunos de los másters más importantes del mundo..El nombre del máster es Master Arquitectura y Sociedad (MAyS).
¿Y qué tipo de arquitecto queréis formar con este postgrado?
CQ: No queremos formar arquitectos especialistas, sino la formación de profesionales que, desde el aprendizaje de la arquitectura, adquieran una sensibilidad mayor para detectar las necesidades de la sociedad en la que participan y que, con responsabilidad, construyen. Cada alumno tendrá que enhebrar su perfil dentro de esas tres líneas, y con eso entendemos que la formación irá más hacia aquello en lo que el alumno se siente más cómodo y seguro. Creemos que esta es una formación muy necesitada, que va a permitir estructurar las cabezas de los alumnos de una forma muy, muy potente.
Bueno Carlos, vamos a acabar aquí la entrevista. Muchísimas gracias por regalarnos un poquito de tu tiempo y por compartir con nosotros tantas cosas. Ha sido un auténtico placer mantener esta charla contigo.
CQ: Muchas gracias a vosotros. Me vas a permitir finalizar con un texto muy bonito de Antón Reixa que salió en la revista Arquitectura y Diseño hace años, que decía algo como esto: [como no podía ser de otra manera se vuelve a zambullir en su biblioteca para encontrar este último texto que nos quiere compartir]
Todos insistimos en matizar si la empanada [gallega] es de carne, de bonito, de bacalao, de berberecho, de angula, de pulpo, de zamburiñas o de pantera rabicorta… No hay empanadas de pantera rabicorta. Todo es mentira, la empanada siempre ha sido esencialmente de cebolla… lo demás era accesorio.
Tengo una sensación de ser cebolla en medio de esta empanada que es la vida que no está nada mal. Soy un híbrido entre una empanada y Aby Warburg. [risas]