Esta entrevista se publicó inicialmente en la página web de la revista City Manager bajo el título 'Jan Gehl, ciudades para la gente.'
Jan Gehl ha reconocido ser seguidor de Jane Jacobs, a quien llama la “abuela” del urbanismo y planificación humanista. También ha sido profesor en la Real Academia Danesa de Bellas Artes en Copenhague y profesor visitante en Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda, México, Australia, Bélgica, Alemania, Polonia y Noruega. En el 2000 años creó su propia consultora llamada Gehl Arquitects en Dinamarca, junto con Helle Søholt, con la cual ha realizado diversos proyectos de mejora urbana alrededor del mundo; también utilizan los datos y la estrategia analítica.
A continuación consulta la entrevista a este arquitecto danés, referente y teórico mundial en desarrollo urbano e impulsor, después de Jan Jacobs, de la escala humana en el diseño de los espacios públicos.
¿Qué debemos entender por ciudades a escala humana?
Cuando hablo de este concepto tomo como punto de partida los sentidos humanos y cómo nosotros, las personas, nos movemos. El hombre, por supuesto, es un ente andante y nuestros sentidos, y todo, está organizado muy bien para una gente que camina hasta cinco kilómetros por hora.
Las ciudades antiguas fueron hechas para que este homo sapiens se sintiera cómodo. Los espacios no eran demasiado amplios ni grandes, por eso el hombre siempre estuvo muy cómodo.
En las antiguas metrópolis todo estaba hecho de acuerdo y a la medida de él, pero después de la introducción del modernismo y del automóvil cada escala fue derrumbada; pasamos de tener una arquitectura de cinco kilómetros por hora a ciudades enteras de 60 kilómetros por hora; esto implica calles anchas, anuncios grandes, edificios altos, donde no se puede ver nada a detalle si te mueves rápido.
Entonces, el modernismo y el “motorismo” han confundido mucho a los arquitectos y a los planificadores con respecto a lo que sería una escala cómoda para los seres humanos. He estudiado este tema durante mucho tiempo porque en verdad creo que en los últimos 50 años los planificadores y los arquitectos han olvidado lo que es una buena escala para el ser humano. En la antigüedad, las personas sabían muy bien qué hacer.
Actualmente vivimos en megaciudades muy complejas. ¿Con estas urbes, es posible pensar en la escala humana?
Ciertamente, considero que podemos hablar de corredores de transporte en los que necesitamos tener cosas a escala de 60 kilómetros por hora o a escala de automóvil, pero cuando las personas viven, trabajan, van de compras y se trasladan como peatones, podríamos fácilmente hacer las cosas más cómodas.
En Venecia, que es una ciudad hecha para las personas, la calle promedio mide tres metros de ancho, lo cual la hace una urbe para andar por ahí y tener espacios públicos muy interesantes por doquier. Así que esta ciudad realmente tiene una escala humana pequeña, personal e íntima; mientras que un lugar como Dubai es para dinosaurios, no para seres humanos.
En su libro Ciudades para las personas, nos encantó una frase que dice: “Primero modelamos las ciudades y luego ellas nos modelan a nosotros”. ¿Qué significa para usted, exactamente?
Lo que la frase significa para mí es que los marcos físicos en los que vivimos y que nos rodean tienen una gran influencia en nuestro comportamiento y estilo de vida. Realmente puede significar una diferencia fantástica si vives en un suburbio alejado en una ciudad estadounidense o si vives en Barcelona, por decir algo.
Sólo por dar un ejemplo, se ha determinado que las personas de los suburbios viven menos que las de las ciudades. ¿Por qué es eso? Debido a que en las urbes se camina más, mientras que en los suburbios sucede lo contrario, se utiliza con mayor frecuencia el auto y se camina menos.
Si no nos movemos lo suficiente, la salud no es tan buena y la expectativa de vida es más corta. Esto es sólo una muestra de cómo las metrópolis influyen en las personas y su estilo de vida. Hay una enorme repercusión del ambiente físico en nuestra manera de vivir, así que cada vez que construimos manipulamos la vida de las personas, pero lo interesante es que no sabemos mucho sobre cómo lo hacemos y cuáles son las consecuencias, pero estamos conscientes de que hay una gran influencia del ambiente físico en el estilo de vida del ser humano.
Siempre hablamos de la importancia de la vida pública y del espacio público para la existencia de las personas, queremos preguntarle ¿qué características debe tener un espacio público para promover la vida pública?
En mi libro Ciudades para las personas, al final, hay un tema llamado caja de herramientas, y en este apartado hay una lista de palabras clave con 12 criterios cualitativos para el panorama de las personas.
Y, si me preguntas cómo sería un buen espacio público, te diría que tomes este listado y te asegures de que puedas decir “esto se cumple”. Si vas a algunos de los mejores espacios públicos del mundo como Plaza del Campo, en Siena, Italia, y tomas esta lista de 12 puntos, encontrarás que todos se observan fantásticamente bien; pero si vas a una de las plazas de Brasilia en Brasil y tomas el listado, encontrarás que casi todos los puntos son ignorados.
Esto quiere decir que en aquella ciudad italiana hay muchas cosas que te hacen sentir cómodo, mientras que en Brasilia hay muy pocas cosas que te hacen sentirlo.